Con
casi un millón de puntuaciones en Goodreads, Las aventuras de
Huckleberry Finn parece constituir una de esas novelas que
cualquier crío debe leer durante su infancia, y lo cierto es que en
mi caso las historias de Mark Twain estuvieron bastante presentes
durante este periodo de mi vida. Recuerdo con mucho cariño una
adaptación cinematográfica de principios de siglo de Las
aventuras de Tom Sawyer, la cual
guarda una pequeña diferencia con respecto al resto de
versiones, ya que en este caso los humanos son presentados como animales antropomorfos. Es
una de las películas que con más cariño recuerdo y, en cierta
manera, cuando leí El viento en los sauces
evoqué las mismas sensaciones que experimentaba con el susodicho
metraje. Así, seducida por este deseo de revivir mi infancia
durante 2017, decidí leer las dos historias juveniles más afamadas
de Mark Twain para descubrir qué había tras este producto
cinematográfico.
Pero
mi primera experiencia con el autor ha sido diferente a lo que había
preconcebido una semana atrás, y lo cierto es que no ha sido una
lectura que pueda calificar de agradable. Parte del problema se debe
a que me ha sido imposible pasar por alto los aspectos de la obra que
han envejecido lo suficiente para resultar ofensivos en la
actualidad. Por culpa de esta serie de problemáticas las enseñanzas
de la novela, todavía vigentes en nuestros días, que el autor
misuriano deja patentes a través de su protagonista asilvestrado han
quedado reducidas a reflexiones vacías. Por eso en esta reseña, más
que mi opinión general, busco señalar en la medida de lo posible
todos aquellos fragmentos que considero reprobables y comentar el
porqué.
También
considero que lo que voy a comentar a continuación sobre la
novela es de interés actual. La gente blanca seguimos cometiendo los
mismos errores más de cien años después de la publicación de Las
aventuras de Huckleberry Finn, y
la verdad es que no tenemos perdón, ni nos lo merecemos en realidad.
La
obra, ambientada en la profunda Misuri de 1840, narra una serie de
aventuras y desventuras protagonizadas por un niño llamado
Huckleberry Finn. Hasta ahí todo correcto. El problema comienza
cuando el autor introduce al esclavo negro de la señora Douglas,
Jim. La grandísima problemática de esta novela es que el autor hace
un intento de defender de las vejaciones a la gente de color y
condenar la esclavitud, pero la carencia de documentación sobre la
primera se hace patente conforme avanza la novela. Mark Twain se
marca uno de esos famosos “peros” cuando una persona intenta desacreditar
una lucha social y política. ¿Os suena el”yo no soy
homófobo, pero no pasaría la noche durmiendo en la misma cama que
mi amigo gay”? Pues todos los
temas en torno a las personas de color están tratados de esta
manera, y aquí podréis apreciar algunas perlas en la exposición de estos:
“—Me acuerdo. Te prometí no decirlo y no lo diré. La gente me llamará “despreciable abolicionista” por callarme, pero no me importa. No iré a decírselo a nadie. Es más, de todos modos no iré para nada...Cuéntamelo todo. […]. Comprendía que era inútil malgastar palabras. Es imposible enseñar a un negro a que razone. Y por eso le dejé”. Pág. 100.
“¡Cuánto le había cambiado la personalidad! Ya lo dice el proverbio: “Dadle el pie al negro y se tomará la mano”. […] Ahí está ese negro, el cual he ayudado a escapar, y ya está decidido a robar sus hijos...unos chicos que pertenecen a un hombre al que ni siquiera conozco, que nunca me ha hecho daño... Me desagradaba oír a Jim de aquel modo. Mi conciencia seguía atormentándome, hasta que, por fin, me dije: “Todavía no es demasiado tarde. Me acercaré a la orilla y hablaré”. Pág. 110.
“Supón que hubieras hecho las cosas bien y hubiese entregado a Jim, ¿te sentirías más satisfecho que ahora? “No”—me contesté—. Me sentiría mal, igual, exactamente igual que ahora. Entonces, ¿de qué sirve obrar bien, si obrar bien es desagradable y obrar mal no lo es? ¿Y si los resultados son los mismos?” Pág. 114.
Me
pregunto hasta qué punto podemos justificar este tipo comentarios en
una novela de finales del siglo XIX. He puesto los que he considerado
más chocantes, desagradables y evidentes, pero quiero que tengáis
presente que bajo este manto visible e indudablemente racista también
hay mucho más, solo que interiorizado hasta el punto de que
prácticamente no se puede ver. Así, Jim es presentado como un tipo
con pocas luces, agorero y sumiso, y cualquier personaje de color
que salga en la novela tiene las mismas actitudes que él. Esta
caracterización de personaje no debe sorprender al personal, ya que
en la literatura del siglo XIX, especialmente durante la primera
mitad del siglo diecinueve, es bastante usual encontrarnos con
novelas pobladas de personajes planos e insustanciales. Y la mayoría,
como no, son mujeres blancas (clase media y alta), personas de color (hombres y mujeres) y criados blancos (hombres y mujeres).
Si ponemos en contexto los comentarios expuestos más
arriba, descubrimos que el periodo donde con más fervor se buscó
prohibición de la esclavitud en Estados Unidos fue desde 1831,
extendiéndose desde Nueva Inglaterra hacia el resto del país, hasta
el fin de la Guerra de Secesión, cuando final mente se prohibió
ésta. Es muy importante clarificar, o más bien recordar, que en el
Misuri de 1840 se permitía tener un sirviente negro sin que la
posesión de éste reportara a los dueños problemas de ningún tipo
con la ley o conciudadanos, un hecho que Twain aborda bastante bien
hasta convencernos de cuan normal resultaba portar unos grilletes
invisibles toda tu vida por el color de tu piel, y aprender a llevar
esta certeza lo mejor posible, porque era lo que tocaba.
Pero con
todo este potencial acumulado tras las innumerables experiencias del
autor durante su juventud en Hannibal (Misuri) lo que no me parece
normal es que, ya a finales del siglo XIX, Twain no muestre una
postura más o menos clara en contra de la esclavitud. Hay una dualidad de opinión respecto a las personas de color muy casposa que se inclina más hacia el lado negativo. Remitiéndome a
mis anteriores juicios, creo que ni él tenía claro su opinión
sobre este tema,y así queda reflejado en esta novela. Así que
volviendo a lo que nos ocupa, ¿justifico de algún modo los
comentarios racistas de Twain? Pues la verdad es que no, y además
los condeno. No puede ser que en 1884 una obra sea más estrecha de
miras que La caballa del tío Tom, escrita en 1852 por Harriet
Beecher Stowe, autora que recomiendo muchísimo leer si os interesa
el tema del abolicionismo y feminismo en Estados Unidos durante el
siglo XIX. En la mirada blanca sobre la esclavitud también influye el
lugar de procedencia del autor, y no es mi intención comparar las
dos obras sin observar previamente las vidas de sus respectivos
autores. Mientras que Stowe provenía del seno de una familia de
Massachusetts de clase media que le permitió acceder a una
educación bastante amplia bajo un sólido ambiente progresista,
Clemens o Twain no pudo ni siquiera terminar la escuela. Sabemos
gracias a su novela qué tipo de atmósfera social imperaba en Misuri
de por aquel entonces, por lo que no me extraña que Twain viviera
sus últimos años en un estado de Nueva Inglaterra. Y por ello, por
este ambiente tan diferenciado, puedo comprender que las opiniones de
ambos novelistas disientan en el matiz o en la forma en la que son
emitidas al lector, pero lo que no puedo es reconocer a Twain un
mérito que no tiene...y que además priva a personas, mujeres en
concreto, del derecho a tener más visibilidad que él en un tema que
está mejor tratado por ellas. Ojalá las dejáramos expresarse,
ojalá recuperásemos a más mujeres negras que escribieron sobre su
posición en la sociedad americana decimonónica, porque son ellas
las que se merecen estar al frente, no un señor blanco con bigote
que nada sabía de estas cosas. ¡Queremos más literatura al estilo
de Elizabeth Keckley, Amanda Smith y Harriet A. Jacobs! Y queremos
que las bisnietas de esclavas negras nos cuenten sus historias, no
hombres ni mujeres blancas; los blancos debemos aprender cuál es
nuestro lugar, y más en la literatura.
Mucha
gente mayor, sobre todo hombres (como no), reprobará el hecho que
disienta en la recomendación de Las aventuras de Huckleberry Finn
a los niños. Siendo sincera, pienso que leer esta novela sin una
razón académica es perder el tiempo, y fue la última razón
por la cual me quedé a un tercio de finalizar la novela. Hay
mucha más literatura infantil y juvenil clásica sin problemáticas
de ningún tipo que ha sido olvidada o que jamás será traducida al
español. Así que, padres del mundo, romperos la cabeza, enseñar a
vuestros hijos qué valores no deben aprender y qué valores sí
deben comprender y tener en cuenta toda su vida. No hablo en ningún
caso de censura, es más, estoy a favor de que si vuestros hijos
desean leer esta novela lo hagan, pero imponed vuestra figura
paternal o maternal y señalad qué valores han quedado desfasados y
qué acciones no han de perpetuar.
El primer paso para educar bien a
nuestros hijos se inicia mucho antes de concebirlos; es en el momento
en el que decidimos analizarnos y acabar con
ciertas actitudes. Entonces es cuando comenzamos a estar capacitados como individuos para cambiar el mundo también a través de futuras generaciones.
Nos
vemos 💜.
portada: filipe fernandez
"No puede ser que en 1884 una obra sea más estrecha de miras que La caballa del tío Tom, escrita en 1852 por Harriet Beecher Stowe..."(uno de mis libros top, por cierto!) ESTA FRASE lo resume todo!!! No he podido evitar sentir, mientras te leía, un flashback con la lectura de Lo que el viento se llevó (aún más grave si cabe, teniendo en cuenta que ya fue escrita en el Siglo XX) porque aunque es un novelón, es cierto que por momentos estropeaba la lectura y te indignaba precisamente por eso...ya no porque lo cuento sino porque no lo condene!!
ResponderEliminarComo tú yo también vi de peque Las aventuras de Tom Sawyer y la recuerdo con cariño, pero de Twain no he leído nada que yo recuerde, y normalmente viendo estas situaciones "incómodas" suelo evitar los libros así... que para tener úlceras lectoras hay libros para aburrir!
Me ha gustado mucho mucho mucho tu reseña de hoy Querida!!! voy a volverme una grupie! xD
un besotee !!^^
Hola, bunica!
EliminarParece que estos comportamientos y opiniones son propias de las regiones del sur y del centro de los Estados Unidos, ya lo hemos comentado más de una vez :P.
A ver, yo entiendo que arrastren una memoria histórica compleja con el tema de la esclavitud, pero lo que no entiendo es como las voces más importantes de estos estados son tan cerradas y casposas. A mi si este libro no se hubiese centrado en la esclavitud tanto me hubiese gustado, en serio...porque tiene partes muy muy cuquis. Hay un personaje tan bien construido, una jovencita, que quise sacarla de una novela tan problemática y ponerla en una donde su presencia fuera respetada. Le fascinaba todo lo relacionado con la muerte. ¡Aish!
En fin, volviendo al tema clásico, lo que he dicho: no lo voy a pasar más por alto actitudes machistas o racistas en ellos. La literatura es un ser vivo, y como ser vivo cambia, evoluciona, olvida y renconstruye partes de si. Por eso yo quiero colaborar en la medida de lo posible a hacer de la literatura durante este siglo una "criatura" mejor, con la que todas las personas puedan sentirse identificadas, y que no hiera los sentimientos por la condición de éstas. También siento que hay clásicos que aunque esconden mucho machismo interiorizado (por ejemplo Jack London tiene actitudes machistas cuando idealiza a las mujeres) no es tan enorme su impacto en el recuento general de pros/contras como en un libro que tiene como tema principal la problemática de la esclavitud en Misuri.
Por ejemplo Poe fue racista, así se ve en Arthur Gordon Pym, yo entiendo que por la época era lo normal, pero no lo justifico, y además lo señalo porque es mi deber. H.P. Lovecraft también lo fue, solo que muchísimo menos y por razones distintas, no lo justifico tampoco, y lo vuelvo a señalar porque es lo que se debe hacer. No se pueden justificar opiniones por las épocas en las que fueron escritas, yo considero que moralmente está mal. Y si esa opinión afecta a la opinión subjetiva es problema del autor, no mío. Y obviamente con literatura de este siglo no tengo ni siquiera manga para aguantar paparruchas machistas y, mucho menos, racistas.
Yo te recomiendo leer al otro Twain y comentarme la escala de cuñadismo del señor en sus novelas adultas xDDD.
Un beso, y muchas muchas gracias <3