And Then There Were None (2015)

And Then There Were None ha sido una de las últimas apuestas de la BBC del año pasado. Una miniserie basada en el macabro y esplendoroso relato de Agatha Christie, Diez Negritos.  Casi huelga decir que desde la fecha de la publicación, en 1939, no ha habido ni una sola adaptación cinematográfica que haya estado a la altura de las palabras de la Maestra del misterio. Tanto la producción de 1945 como la más cercana a nuestros días, un film alemán que data de 1974, carecen de la suficiente personalidad para que el espectador contemple con una sonrisa de autosuficiencia a estos diez pobres diablos siendo presos de un derrumbamiento psicológico mientras las garras de la muerte se ciernen sobre la isla del misterioso Norman Owen.

Han tenido que pasar casi ochenta años para que alguien cogiese este proyecto por las riendas y nos brindara el espectáculo que necesitábamos. Las marionetas empiezan a danzar al son del un falso asesino mientras en las paredes resuena la risa estridente del auténtico verdugo. ¡Qué de comienzo la caza!

En una serie de época en lo que siempre me fijo antes de interesarme vivamente por la historia son la ambientación y las vestimentas. Lo sé, no es algo trascendental...hasta cierto punto. El problema es que soy demasiado perfeccionista, si me exijo la perfección me gusta que los demás también den lo mejor de sí mismos, y sorprendentemente, la ambientación está bien lograda al igual que las vestimentas de cada personaje. Aquí se nota que hay una equipo que sabe lo que hace.

Por otro lado tenemos las interpretaciones. Un punto sobre el que me voy a extender ya que ha habido varias que me han resultado notables, empezando por la de Aidan Turner como Philip Lombard. Este actor, desconocido en la industria hasta su interpretación en la trilogía de El Hobbit, ama su trabajo y se nota. Tras haber visto Poldark y And Then There Were None he llegado a la conclusión de que su peor interpretación fue bajo la dirección de Jackson. A Turner le pegan los papeles de antihéroe, sabe desenvolverse en ellos porque es un hombre de expresión seria mientras que cuando sonríe es afable pero no transmite excesiva felicidad. Lombard es un hombre cuanto menos complicado,  y su lacra es ser un asesino de inocentes. Turner sabe darle a este capullo una presencia uniendo un humor bastante ácido con una audacia casi demencial. Entre tanto, la actriz Maeve Dermody interpreta a Vera Claythorne, personaje femenino bien construido cuya interpretación, aunque los dos primeros capítulos flojea, es sublime en el tercero. Otro papel interesante es el de Charles Dance (Juego de Tronos, 2011) como el juez Wargrave. El señor Dance es un gran actor y aunque en esta producción se mantiene en segundo plano, las pocas líneas que tiene son esplendorosas. No está mal tampoco Toby Stephens (Jane Eyre, 2006) como el médico Armstrong, aunque he de reconocer que a veces sobrepasa lo caricaturesco y Burn Gorman (Torchwood, 2006) como el detective Blore es aceptable, pero no destacable. El resto de personajes rozan lo anodino, el punto flojo tanto de la miniserie como de la novela.

Si bien hay que destacar que cada capítulo es mejor que el anterior. El primero peca de introductorio pero al final de este vamos viendo como la historia toma forma, el segundo empieza flojo pero rápidamente coge fuerza y el tercero es un puro deleite para los sentidos. Me gustaron los pequeños flashbacks sin orden cronológico porque agilizan la visualización, creando más incognitas, generando intriga al espectador. Las paranoias, las dudas, todo ello forma parte de un gran espectáculo macabro y grotesco que Sarah Phelps ha sabido llevar con maestría.

And Then There Were None es fiel al trabajo de Agatha Christie. Posee una excelente ambientación y unas agradables representaciones, me parece realmente difícil no impresionar a los acólitos de la escritora. Diez Negritos es un libro brillante y la adaptación hace sobradamente justicia a la novela. 

Nos vemos.
imágenes: capturas.