Antes que nada he de advertir que la reseña es larga porque he querido
dedicar a cada relato el comentario—extenso o no—que se
merecía, pudiendo hablar ya de catorce minireseñas unidas en una misma entrada.
En total en la edición española de Mujeres y maravillas contiene catorce
relatos, de los cuales he hecho trece reseñas donde cuento los aspectos más
importantes de cada uno, qué me ha gustado y que no. Del único relato que no he
hecho un pequeño comentario ha sido del Le Guin. ¿Por qué? Releyendo mis notas
me he dado cuenta de que Más vasto que los imperios y más lento está enmarcado
en uno de sus ciclos, haciendo alguna referencia a El mundo de Rocannon y La
mano izquierda de la oscuridad. Más adelante cuando lea ambos libros—que
espero sea dentro de poco— comentaré este GRAN relato. Por supuesto la reseña
la colgaré en el blog ya que últimamente me he planteado algún que otro pequeño cambio en la temática, nada importante. Tal vez esta reseña a corto plazo no tenga visitas pero espero que alguna persona ande tan perdida como yo en el tema de la ciencia ficción femenina, encuentre esta reseña de Mujeres y
maravillas y lea esta antología maravillosa por mis palabras. Sería un honor.
Bueno, para empezar he aprendido mucho con esta antología de relatos enmarcados dentro del
género fantástico, en concreto, la ciencia ficción. Sin embargo también experimenté una sensación de malestar cuando al terminarlo me di cuenta
de que es lo más parecido que tenemos en España a antologías completamente
feministas de este género es Alucinadas, La Eva fantástica (descatalogada según veo) y esta misma (luego hablaremos de su "disponibilidad")—si
sabéis otras ponerlas por los comentarios y las añado para dar visibilización—.
¿Por qué digo «completamente feminista»? Porque algunas personas, sobre todo
“aliados feministas”, consideran que si una antología cuenta con un par de
relatos escritos por mujeres ya es candidata a feminista, nada más lejos de la
realidad. Con mucha ironía os voy a descubrir un mundo confesándoos que un
relato puede ser escrito por una mujer y estar lejísimos de poder ser calificado
«feminista». La mayoría de antologías donde las mujeres tienen un poquito de
visibilización junto a tíos no abordan nuestra condición, es más, se intentan
alejar del tema por razones sobradas. Podéis decir que soy muy tiquismiquis con
este tema, y es cierto, ya que no considero que gocemos de un espacio seguro en
la literatura fantástica cuando nuestras compañeras se abren paso con temor a
ser rechazadas y con pies de plomo en un mundo literario del cual los hombres
os habéis adueñado demasiado tiempo. Las antologías citadas constituyen los más
nombrados espacios de literatura en España donde más o menos hemos conseguido
alcanzar cierta comodidad para escribir sobre lo que nos atañe, y claro está,
como nos da la gana enfocar. Voy a romper una lanza por los tíos sensiblones; a ver, que
sí, que hay más visibilidad que hace treinta años de las mujeres en el género
fantástico, pero recuerdo que mientras los hombres habéis tenido décadas y
décadas de espacios en el género fantástico restringidos únicamente para
vosotros, nosotras nos hemos tenido que reprimir y guardar nuestros
manuscritos. Así que menos lloros.
Lo que más me resulta digno de destacar de Mujeres y maravillas a nivel
editorial es que ningún hombre ha aportado nada a esta antología, y eso ya
constituye un avance en este terreno. La antología ha sido traducida por una
mujer e introducida de una manera brillante por una mujer, y
todos y cada uno de los relatos son escritos por mujeres abiertamente
feministas o profeministas. ¿Cómo no voy a hacer una reseña que esté a la
altura de este hito editorial? Os recuerdo con mucho orgullo que esta antología fue
editada en España en 1977 por la editorial Bruguera. ¡En 1977! Cada vez que
pienso en todos los avances que se lograron en nuestra lucha con la publicación
de esta antología me emociono. Antes de cada relato se incluye una breve
biografía y bibliografía viene muy bien para situar en contexto social a cada
autora. Todas nacidas en el siglo XX pero sus vidas han sido bastante dispares, y ello se
refleja en sus relatos. Sin más dilación pasemos al análisis de los textos.
La niña sueña
(The Child Dreams), por Sonya Dorman. ♦♦♦♦♦
La antología comienza con un
poema que parece más fantasía que ciencia ficción. No obstante se puede
apreciar que la ciencia ficción está en todo momento presente, solo que subyace
bajo un enfoque de cuento infantil que nos recuerda a las historias de nuestra
infancia. Pues esa parece ser la principal finalidad de Dorman, que veamos la
historia de La
niña que sueña una cuento al estilo de los
hermanos Grimm, incluida la pequeña (o gran) moraleja.
Es cierto que es la primera vez
que leo un poema de ciencia ficción, pero Dorman ha
conseguido traspasar el papel conmigo. Logra que vea como la niña que sueña
jamás será como Andrómeda ni espera a ningún príncipe. Por eso se merece un
cinco de cinco como una casa.
"LA NIÑA SUEÑA QUE SU SUEÑO
ES MÁS RÁPIDO QUE LA LUZ, PORQUE
LE HEMOS PROMETIDO QUE ASÍ ES COMO LA MUERTE
VENDRÁ A LLEVÁRSELA"
Sólo
una madre (That Only a Mother), por Judith Merrill. ♦♦♦♦
1948. Este relato fue escrito en
1948 y prácticamente podemos decir que Merrill se adelanta a toda una era, la Era del Átomo. El
mundo ha sido devastado en la tercera guerra mundial, una guerra que precedió a
la segunda. ¿Nos damos cuenta de tal vez esto hubiese pasado si Alaska hubiese
continuado siendo Rusa? Canadá se hubiera convertido en una trinchera, y
seguramente esto hubiese acabado en una masacre nuclear. Merrill habla de las
deformaciones del ser en caso de que la ciencia nuclear hubiese sido empleada
para fines puramente bélicos en Occidente. Creo que Merrill quedó muy marcada
por los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki y necesitó plasmar su crítica hacia
aquella masacre de alguna forma. No fue muy difícil imaginar para ella un
escenario decadente donde los hijos nacían bautizados por el átomo, con
capacidades psíquicas demasiado desarrolladas, taras o deformaciones. El éxito
de Merrill en este relato recae en cómo recrea la psique de una madre que no
quiere creer que su hija es una más de los señalados. Un relato muy duro en
todos los aspectos con un final devastador. Sinceramente, yo que leído Voces de Chernóbil leo este relato en ese libro y habría pasado por un testimonio más de las
consecuencias que desencadenó aquella central nuclear. Demoledor.
“Puedes creerme o no, pero tu hija puede hablar, y no me refiero a la jerga de un niño […]. Alice me dijo que la niña sabía decir palabras y frases, pero que no podía expresarlas con claridad porque aún no tenía dientes. La voy a llevar a un especialista […]. ¡Tenemos un prodigio! Ahora que tiene todos los dientes de delante sus palabras son perfectamente claras y… un nuevo virtuosismo más: ¡sabe cantar!”
Para mí Merrill es una pionera en
el subgénero post-apocalíptico. Sin duda debe tratarse de una de las primeras
personas en abordar el tema nuclear y sus efectos en manos erróneas.
Contaminación
(Contagion),
por Katherine MacLean. ♦♦♦♦
Este relato, escrito en 1950, me
parece un precedente a uno de los grandes y favoritos temas Le Guin en sus
historias: la sexualidad. MacLean recrea
un mundo donde otros planetas permanecen impasibles en la vastedad del
universo, esperando habitantes que los colonicen por la vía pacífica a poder
ser. Cuando una nave llega a uno de estos planetas, el grupo de colonos se
encuentra con que ha sido colonizado años atrás por un grupo de humanos entre
los que se encuentra Patrick Mead, carpintero y cazador. June, protagonista
principal y una de las exploradoras, comienza a encontrar extrañamente
atractivo al tipo, aunque no será la única. Todas las mujeres parecen haber
caído bajo el influjo hormonal que desprende. Por otra parte los hombres están
muy contentos de la presencia del viejo colono. Poco a poco se irá descubriendo
qué influencia tiene el tal Mead sobre el nuevo grupo que provocará cambios radicales
en el aspecto físico de los hombres y grandes cuestiones morales.
Este relato me gustó más de lo
que esperaba principalmente porque no está escrito dirigido por y para lectores
de folletín. Plantea alguna discusión interesante, sobre todo en lo que
respecta al conflicto principal. June no es la típica protagonista pánfila que
tantas veces se recreó en este tipo de revistas e incluso en películas del
género, es una criatura consciente del poder “sobrenatural” que Patrick Mead
tiene sobre ella, y no lo soporta como una jovencita sin experiencia sino con
la integridad de una mujer adulta. A partir de su atracción sexual hacia Mead
se desencadenan discusiones morales en la psique del personaje, sumado al hecho
de que está enamorada de su marido con lo que el conflicto es aún mayor. El
final me gustó mucho por su significado simbólico. MacLean nos habla de un tema
que se ha convertido a lo largo de los siglos en uno de los mayores problemas
para la mujer: el físico. No es una novedad que las mujeres somos unas esclavas
de nuestro aspecto físico, y puede que esto haya cambiado estas últimas décadas
un poco pero no tanto como para que los
hombres y cierto tipo de mujer alineada digan que ya estamos liberadas en ese
tema.
Las mujeres seguimos dando mucha importancia sin
elección a nuestro físico porque parece que es lo único que nos hace válidas,
porque no entramos en los cánones establecidos parece tenemos miedo de ser
apartadas de un mundo que debería pertenecernos, un lugar al que ir siempre que
nos apetezca y no ser una simple
aspiración en muchos casos imposible. Sí, el mundo de la autoestima también debería de ser nuestro. Algunos
hombres dicen que ellos también se han convertido en esclavos de una cuchilla,
la moda y tratamientos para vuestra piel e imperfecciones de esta. Y yo lo
único que puedo hacer en estas ocasiones es reírme. Cuando vosotros os ponéis
productos de belleza y os tratáis el cuerpo lo hacéis porque queréis, a
nosotras nos obliga una estructura social que creasteis vosotros. Por supuesto no estoy en
contra de la mujer que decide pintarse y cuidarse por propia elección, critico al modelo de sociedad establecido en el que la mujer, por miedo al qué dirán, tiene que pintarse y arreglarse. Y
antes de acabar con este tema, ya que me he puesto a soltar mi opinión lo dejo
todo claro, quiero recordar que los hombres no tenéis ningún derecho a decirnos
si no os pedimos vuestra opinión si al natural o pintadas estamos atractivas.
Vosotros junto a compañeras alineadas—por vosotros—habéis hecho de nuestro
aspecto físico una opresión. Todo esto en el relato se trata, la esclavitud de
nuestro físico en base a nuestro género es latente hasta la última palabra de
este relato. Muy recomendado.
Los
habitantes del viento (The Wind People), por Marion Zimmer Bradley. ♦♦♦♦
Los habitantes del viento es una
melancólica pieza que evoca más el Viejo Mundo que la vida diaria en otro
planeta. Cuando la protagonista da a luz en el planeta donde está llevando a
cabo una exploración con el resto de la tripulación, decide por el bien de su
hijo y la supervivencia de este quedarse en un planeta desconocido y criarlo
allí. Lo que no sabe es que tal decisión traerá consecuencias imprevistas.
Este relato me ha gustado por el
enfoque que da la autora a los personajes. Desde el primer momento Helen es una
mujer infeliz, cuyo único rayo de luz parece ser su hijo, pero pronto se dará
cuenta de que él es parte de aquellas personas que solo puede oír, y que su
hijo puede ver, las criaturas del bosque. Aborda temas interesantes desde una
perspectiva sobresaliente, como el incesto y hasta donde nos puede llevar el
amor o la necesidad de conocer, lo que no me gustó fue que no se incidiera un
poco más en las criaturas del bosque. De todas formas es un buen relato de una
autora que destaca por sus obras con una marcada presencia de mujeres como
protagonistas. Los
habitantes del viento data de 1959 y es una historia
a tener en cuenta.
La
nave que cantaba (The Ship Who Sang), por Anne McCaffrey. ♦♦♦♦♦
La
nave que canta habla sobre Helva, una joven
cuyo cuerpo deforme la obliga a convertirse en una unidad que con el tiempo
pasa a ser el cerebro de una nave. Su amor por la música la convierte en la
primera nave con capacidad de cantar con una belleza inconmovible.
Pamela Sargent dijo en su
introducción que McCaffrey era un poco romántica y se dejaba llevar por esas
pasiones. Yo no sé si seré demasiado sentimental, pero la fuerza de esta autora
con esas emociones me ha aplastado. Desde el principio Helva me pareció más
humana que cualquier otro personaje con cuerpo humano de la historia. Anne
McCaffrey escribió este relato en 1969, y yo la considero una pionera en el
cyberpunk porque el relato aborda ya los temas que veinte años después
empezarían a tratarse con más regularidad. La autora luego hizo novela corta a partir de esta historia
en la década de los sesenta, podéis echarle un vistazo tanto a este relato como la
novela corta y a la saga de novelas publicada en los noventa que parte de la misma idea.
“Al nacer era un monstruo, y como tal hubiera sido condenada si no hubiera logrado pasar el test encefalográfico requerido para todos los niños recién nacidos. Existía siempre la posibilidad de que, aunque los miembros estuvieran retorcidos, el cerebro estuviera en perfecto estado, y de que aunque los oídos apenas pudieran oír y los ojos percibieran muy vagamente las imágenes, la mente que había tras ellos fuera receptiva y estuviera alerta”
La nave Helva es capaz de amar y
despreciar su parte humana por igual. Me parece un relato plagado de
sensibilidad. Esa faceta de despreciarse y amarse al mismo tiempo se acentúa al
enamorarse de un hombre que en cierta manera la corresponde. Es suspicaz,
irónica y ante todo fiel. La mejor amiga que una criatura humana o humanoide
podría tener. Por el realismo del que está imbuida la historia, por los temas
abordados y por las claras dosis feministas se merece un cinco como una casa.
Esta autora la vengo siguiendo desde hace varios años cuando descubrí que una
de mis ilustraciones favoritas era en realidad un dibujo de una de sus
protagonistas femeninas más logradas, Killashandra Ree. Así que ya podéis
imaginar la necesidad de leer su trilogía—que no está en español—Crystal Singer.
Cuando
yo era la señorita Dow (When I Was Miss Dow), por Sonya Dorman. ♦♦♦♦
Este relato fue escrito en 1970,
sin embargo no carece de originalidad.Una especie nueva convive
entre nosotros, entre estos miembros hay un crío que se hace pasar por Martha
Dow, auxiliar de un médico en sus investigaciones. En él nace un debate interno
que culmina al final de esta breve historia. El tema de la suplantación de
identidad en 1970 ya había sido abordado en diversas ocasiones en la literatura
y el cine desde diversos puntos de vista pero esta autora le da la vuelta al
concepto. A través de Martha escuchamos la voz descorazonada de un crio que
empieza a dudar de quién es en realidad, si Martha o la criatura que antes fue.
Para más inri el niño cuenta con una profunda presión por parte de sus
familiares, pues los cuerpos, se supone,
solo tienen la función de servir de contenedor temporal. No obstante, la
criatura parece haberse encariñado con su envase, su vida como Martha es plena,
aunque no exenta de machismo que la autora critica dentro de sus posibilidades
duramente.
“Llegan primero como exploradores y tal vez se dan cuenta de que nosotros somos una raza que sólo tiene un sexo, seres proteicos casi amorfos; nosotros, incluido yo, que soy un niño, somos capaces de adoptar diversas formas a voluntad. Con sexo y un lóbulo cerebral, vivimos más o menos en puentes de cristal tendidos sobre el abismo humanoide, comiendo, divirtiéndonos, esperando a otras razas y jugando a otros juegos como la mayoría de los seres vivientes”
Dorman vivió toda su vida en
Nueva Inglaterra—ya sabemos por qué escribía tan bien—hasta su muerte, que
sucedió en Nuevo México o Nueva Andalucía, como prefiráis. Poetisa y excelente narradora, aborda en todos
sus relatos la problemática de nuestra condición. Este es un claro ejemplo
donde nuestra condición puede condicionarnos a tomar ciertas decisiones, como
la que este crío en un cuerpo de mujer le lleva a realizar.
La
granja (The Food Farm), por Kit Reed. ♦♦♦♦♦
Cuando encuentras un relato así
lo único que puedes hacer es o bien devorarlo o
bien comerte las uñas leyéndolo pausadamente. Yo hice una amalgama de
las dos opciones. En el relato se detalla como Nelly, una chica que sufre
sobrepeso severo, es estigmatizada diariamente por sus progenitores—porque a eso no se le puede llamar padres— y acaba encerrada en una institución
para chicas como ella, donde le obligan a restringir la cantidad de alimentos
ingeridos a diario. Su único consuelo es oír cada noche la melodiosa voz de
Tommy Fango, un cantante de moda. ¿Qué
es entonces lo que hace que podamos enmarcar este relato en el género? Eso
habréis de descubrirlo.
Es cierto que el grado de ciencia
ficción de este relato es mucho menor en comparación al resto de la
antología, pero no por ello podemos decir “esto no es ciencia ficción” porque
realmente sí lo es; esta historia se trata de una utopía. Fin. Y al margen del superfluo debate de es ciencia ficción o no porque dichos elementos sean a penas sugeridos, me gustaría hablar de cómo la
autora profundiza en el tema de la obesidad y cómo lo hace. Reed logra que nos
metamos en la piel de la protagonista en muy pocas palabras, ofreciéndonos una
historia realista alejada de la superación personal. Creo que hablo por muchas
personas cuando nos venden la moto de que con esfuerzo y perseverancia se puede
vencer cualquier enfermedad mental o una discapacidad, que si no quieres es
porque no te da la gana; con esfuerzo y amor todo es posible. Pesimista o realista, debo decir
que esto no es así nunca, jamás de los jamases consigue una persona curarse tan
solo con esfuerzo y perseverancia. La vida de una persona enferma no es negra ni
blanca, siempre es gris, marcada por su problema o por el miedo de que dicha enfermedad
vuelva a reaparecer en el momento menos oportuno. Estoy harta de que se venda
la típica historia de amor tóxico que todo cura, como si el sujeto de turno
tuviera unas habilidades sanatorias semejantes a Jesucristo. Nelly es una persona sin ningún tipo de ayuda
hasta que conoce a Ramona, otra chica con el mismo problema de salud. A partir
de entonces las cosas mejoran, pero no tanto como se cabria esperar. La
amistad, como el amor romántico, no curan absolutamente nada. Y aquí es donde
entra Tommy Fango. ¿Qué objetivo, pues, tienen en la historia Ramona y Tommy?
Ambos son una influencia positiva para Nelly, pero su influencia solo brinda
ayuda emocional a Nelly para tomar una decisión sobre su vida, nada más. La
autora se deja de sandeces y esgrime de forma impecable el hecho de que si la
persona con una enfermedad no quiere dar el primer paso —que no asegura
la superación de nada—
nadie va a darlo por ella.
Escrito en 1967, me ha parecido
un relato muy positivo para todas aquellas personas que se encuentran en un
problema similar al de Nelly. Repito, lo que Reed cuenta no es una historia de
superación, sino una historia de cómo una chica aprendió a llevar su obesidad
sin dolor, y, sobre todo, sin miedo.
Chica, eras
grande (Baby, You Were Great), por Kate Wilhelm. ♦♦♦
En el relato se plantea el mundo
cinematográfico de América con tintes futuristas, un Hollywood que parece sacado de la maravillosa
producción Eva al desnudo con retazos de ciencia ficción
bastante logrados. Una joven estrella de cine se ve inmersa en un mundo de
hipocresía y donde se metió para ganar fama, pero ahora su vida privada es vendida
a todos sus espectadores a través de un aparatito que lleva alojado en el
cerebro. Es una historia donde se critica el poder que los directores de cine
tienen sobre las actrices las cuales, sobre todo durante la segunda mitad del
siglo XX eran utilizas más como mercancía un producto que como una persona.
¡Bienvenidas al capitalismo, chicas!
Sexo
y/o el señor Morrison (Sex and/or Mr. Morrison), por Carol Emshwiller. ♦♦♦
Este relato la verdad es que no
sé cómo calificarlo, quiero decir, clasificarlo en un subgénero de la ciencia
ficción. He leído muchas cosas extrañas porque, bueno, uno de mis géneros
favoritos es el weird *soy muy moderna, lo sé*, y sin duda esto se aproxima bastante al weird ochentero. La atmósfera del relato narrado en primera persona es
bastante intensa desde un primer momento. El lector puede experimentar un
intenso malestar ante la insistencia de la protagonista de hablar con el señor
Morrison, como si algo realmente no anduviese bien. Existe una línea que separa
una obsesión de algo que va más allá de una pasión exacerbada, es un
sentimiento que reconcome órganos y huesos, que produce más agonía que placer.
Aunque tal vez no nos demos cuenta de que también es posible hallar placer en
la agonía. De hecho nada más empezar el relato, la protagonista comenta lo
siguiente:
“Podía poner mi reloj en hora al escuchar los pasos del señor Morrison en la escalera, no porque fuera extraordinariamente puntual[…]Yo le espero abajo, a veces mirando hacia arriba y a veces sosteniendo mi despertador en las manos. Sonrío con una sonrisa que espero no sea tan triste como la suya. La cara de luna del señor Morrison tiene algo de Monna Lisa. No cabe duda de que tiene secretos”.
Sin duda tiene unas extrañas afectaciones
por el señor Morrison que se acentúan cuando decide allanar la morada de este.
Para más inri cuando el señor Morrison vuelve a su apartamento ella se esconde allí
para verlo hacer...sus cosas de solterón. Y todo eso contado con un tono bastante
neutro, como si fuera lo más normal del mundo oler camisas usadas y comer queso
bajo un escritorio. En varias ocasiones hace pensar en que tenemos un narrador
no fiable, pero luego sucede que Emshwiller le da la vuelta al relato y todo lo
que teníamos preconcebido se viene abajo, desencadenando un sentimiento de
repulsa y horror aún mayor que ver a una criatura obsesionarse de tal forma con
el vecino de arriba. Hay una mezcla de ciencia ficción, terror y fantasía, y por
la fecha del relato podría decirse que entra en las características de la weird fiction de aquella época. Juzguen ustedes mismos.
Falso
amanecer (False Dawn), por Chelsea Quinn Yarbro. ♦♦♦♦
Falso
amanecer fue un relato escrito en 1972, adelanta una estética al estilo de la última de Mad Max y contiene una
valiosísima influencia del pensamiento pro-mutante de Magneto (X-men). Thea vive
en un mundo insalubre e infértil sobreviviendo como puede a las pequeñas
comunidades guerrilleras y piratas que pululan por ahí, hasta que un día por
razones del destino se topa con uno de aquellos tipos. Me ha parecido un gran
relato por cómo Yabro va metiendo al lector la historia, la personalidad de
Thea es la típica de estas historias, tía dura y superviviente, pero no deja de sentir miedo y lo expresa con sus acciones, que es para mi lo más importante. Lo que no me ha gustado ha sido que se ha notado
demasiado que el relato es una historia que podría haberse convertido en una
novela. De haber pasado yo habría ido corriendo a comprarla.
La casa de
nadie (Nobody’s Home), por Joanna Russ. ♦
Por más que he intentado entender algo de esta historia no he podido,
ha sido superior a mí. Solo sé que los humanos han descubierto una capacidad
supermegaguay de viajar a diferentes puntos del paneta en segundos. Esta idea
sería interesante de no haber metido otras cosas que, sinceramente, no pegaban
nada con la historia, al menos como Joanna Russ lo plantea es farragoso, no se
entiende absolutamente nada. Me supo mal darle esa nota pero es que leí dos
veces el relato y no me enteré de nada ni la primera vez ni la segunda.
Bruma, Hierba
y Arena (Of Mist, and Grass, and Sand), por Vonda N. McIntyre. ♦♦♦♦
Este relato dio pie a una novela de la misma autora llamada Serpiente del sueño, sin embargo no está mal echarle un vistazo al relato porque el
concepto de cómo la protagonista usa el veneno de serpiente me parece de lo más
novedoso. Está muy bien expuesto y relatado cómo para curar un niño la protagonista usa una metodología muy estricta con las serpientes para que piquen al crio en una zona determinada y la cantidad justa de veneno actué. También se critica a la humanidad mediante el tratamiento
que le dan estos a las serpientes, como seres a los que no hay que mostrar mucha confianza, de una manera bastante directa y rotunda. Me ha parecido un relato entretenido, distinto al resto de la
antología, y este sí, mucho más dentro de la fantasía que de la ciencia ficción. Evoca
los buenos libros de fantasía de mediados de los ochenta, como cualquier
historia de Louise Cooper.
“Serpiente vio cómo la gente la rodeaba. Arevin dio un paso hacia ella y luego se detuvo. Serpiente pudo darse cuenta de que él deseaba que ella se defendiera a sí misma.
—¿No puede ninguno de vosotros llorar? —preguntó—. ¿No puede ninguno llorar por mí y mi desesperación, o por ellos y su culpa, o por las cosas pequeñas y su dolor? —Sintió que las lágrimas resbalaban por sus mejillas”
En cuanto a lo que os comentaba muchos párrafos arriba de la
disponibilidad de Mujeres
y maravillas, sí, el libro está
descatalogado. ¿Y qué hacemos cuando descatalogan buena literatura? Esperamos a
que la reediten o…buscamos en el mercado negro. Hay varias páginas Todocolección,
Uniliber e Iberlibro donde podéis comprar esta antología por un precio más que
irrisorio para la calidad de los relatos. No vale decir que no tenéis tarjeta
de crédito puesto que en las dos primeras páginas muchos compradores aceptan
pago por transferencia bancaria. Así que id, pequeños humanos, id y consumid.
Por mi parte poco más que añadir. La verdad es que esta reseña me ha
costado hacerla bastante más tiempo del que tenía estimado, pero creo que he
contado cositas interesantes de los relatos para, por lo menos, picaros el
gusanillo; he expresado muchas de mis opiniones y eso siempre causa una mezcla
de miedo y alivio.
Nos vemos.créditos de las imágenes
Pedazo de reseña. Me ha encantado. A la antología ya le eché el ojo cuando la descubri en goodreads cuando la estabas leyendo. Me llama mucho la atención, además trata temas muy variados y en general parece tener tonos muy diferentes, lo cual puede ser enriquecedor.
ResponderEliminarGracias por descubrirme esta lectura!!
Pd: La ilustración que has usado al final del relato Los habitantes del viento me ha enamorado profundamente.
Eres una JEFA!!!! no sólo he apuntado este libro sino que ha subido en mi lista de pendientes de manera supersónica!!!
ResponderEliminarDesconocía totalmente este libro y me ha encantado tu reseña! Me maravilla tu planteamiento en serio, pocas veces se habla de este tema de forma tan clara!!! El de Contaminación me llama mucho la atención, aunque es cierto que de todos los relatos de los que hablas se puede extrapolar a nuestra sociedad actual...
En cuanto me lo lea te comento, porque presiento que se podrían llenar aforos con un debate sobre este libro!! :D
Besotess!!!
¡Hoooooola! *3*
ResponderEliminarOh, nosotras SÍ aprendemos mucho contigo. Y tú sí haces las reseñas a la altura de tus lecturas. ¡DEBÍA CORREGIRTE! u__________u
Ahora bien: CALLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLA. NO DIGAS MÁS, POR FAVOR. ¡QUÉ HYPE DE ESOS ME HA ENTRADO! AHHHH. En serio. He leído las cositas que has contado sobre cada uno de los relatos que que que casi me morí. Los títulos me parecen preciosos. Ah, algo que no mencioné: ME FASCINAN LAS IMÁGENES QUE AÑADES.
Aiiiiis, Omaira, qué poquita cosa crees que eres, y de qué forma tan grande te veo yo. ¿Algún día conseguirás llegar a las imágenes que tengo sobre ti? No, no lo harás. Pero yo te las recordaré porque sería una pena no hacerlo.
Te aprecio mucho.