Antes de empezar quiero dejar
claro que abordar este tema es complicado, al menos para mí. No soy una entendida del tema, ni he estudiado literatura —todavía— ni puedo haceros aquí el ensayo del año. Solo soy una persona que se ha interesado por el tema y viene aquí a contar lo que sabe, ni más ni menos. Si para ti la entrada carece de la profundidad que demanda puedes leer El horror sobrenatural en la literatura donde el señor Lovecraft hace gala de su innata sabiduría y habla en profundidad
sobre el corpus literario de ciertas autoras
que voy a citar aquí. Las sugerencias por parte de otros usuarios son bienvenidas. Recordad, todos nos podemos equivocar y si me equivoco no seré la primera en hacerlo.
Dicho esto, comencemos.
Como de estas personas precisamente no escasean voy a demostrarles a ellos —y a vosotros— que a lo largo de la historia ha habido escritoras que han modelado, consciente o inconscientemente, el género del que me voy a extender en esta entrada, el horror. Desde que el ser humano es capaz de soñar y especular hasta nuestros días, ciertas personas han tenido la habilidad de imaginar horrores con los que cualquiera se sentiría cuanto menos incómodo, seres producto de fantasías nocturnas capaces de enloquecer mentes y lugares inconcebibles por la desolación que habita desde antes que existiera el tiempo en sus páramos desiertos. Y muchos, aunque la historia se haya esforzado en quitarles protagonismo y marginar sus trabajos aludiendo que no era menester de su sexo, han sido plasmados por una mujer.
~
Todo tiene un antecedente y el horror en la literatura no lo inventó un día alguien aburrido en su casa. Este género comenzó a gestarse mediante la tradición oral; aquellas historias contadas alrededor de una buena lumbre son el principio de todo; exactamente, de lo fantástico. Algunas mucho después, sobreviviendo a la dura pugna que mantiene el tiempo con todos nosotros fueron transcritas y recopiladas. Censuradas o adornadas. Muchas han llegado a la actualidad a través de la prosa clásica (Idilio II de Teócrito, La viuda de Éfeso de Petronio, Hombre asesinado por una mujer muerta…), el teatro isabelino (Hamlet, Macbeth…), la poesía, y escritos de no-ficción tales como el ensayo (por ejemplo, toda la pantomima que hay alrededor de las brujas como seres demoníacos proviene del Malleus Maleficarium (1486), o en un terreno más nacional, Las brujas del campo de Barahona (1713) de Diego de Torres Villarroel). Así llegamos al siglo XVIII donde los sectores más cultos de la población comienzan a despreciar lo sobrenatural y la superstición atraídos por las ideas que impulsa la Ilustración, es decir, lo racional y lo materialista ateo.
Como no todos somos iguales ahora antes tampoco y había un sector de las clases altas* que esta modita de lo racional no les interesaba. El Romanticismo todavía estaba lejos germinar apropiadamente** y el único lugar donde encontraron cobijo autores y lectores amantes lo irracional con tintes medievales fue en la novela gótica, el primer punto de partida de la literatura fantástica propiamente dicha. Dicho género, como es lógico, siempre
ha contenido elementos sobrenaturales (atmósferas opresivas que son un espejo del alma de los personajes, emociones llevadas al límite, hechos
inexplicables, misterios ocultos…) que a lo largo de los siglos muchos autores
del género han desarrollado y dado profundidad a la par de aportar cosas nuevas. Muchos escritores de terror “han extraído y usado” algunas características. Las atmósferas, el
miedo a lo que se desconoce y el suspense que acompaña a tal misterio son algunas cosas que vemos constantemente en las novelas de terror actualmente.
El fundador o padre oficial de la novela gótica es Horatio Walpole con El castillo de Otranto (1764). Personalmente opino que el título “fundador” al conde
de Orford le viene bastante grande. No puedo negar la importancia del la novela
en la tradición gótica pero para mí la piedra angular de
los inicios del género en Inglaterra es Ann Radcliffe***.
Aunque no lo he dicho antes, la novela gótica se adentra en los corredores de la represión, rompiendo los valores establecidos ( y temas tabú tales como la sexualidad liberada). Dicha ruptura queda patente cuando ves a las heroínas de Radcliffe desasirse de los grilletes que las obligaba a mantenerse sumisas. Tienen voz propia y toman sus propias decisiones.
"Mi dignidad, mi dignidad ofendida, tiene derecho a dictar mi conducta, y debo plegarme a ella; y quizá ha llegado el momento, si quiero respetarme a mí misma, de tener que renunciar a ti"
–El italiano
Pero qué pasó, ¿por qué una personalidad tan representativa en la época ha envejecido tan mal? Las razones para mí son: la primera, su estilo aunque hermoso es demasiado dieciochesco, es decir, ampuloso, florido, obsoleto en nuestros días; todo lo contrario a Walpole cuyo estilo era menos recargado. La segunda es que a pesar de haber elementos sobrenaturales concluye con explicaciones racionales, por lo que en parte arruina el propósito de estos. ¿Pero son estas razones de peso para dejar de leer la obra literaria de «la primera poetisa de ficción romántica»?
Para responder la pregunta que he dejado en el aire voy a rebatir (y argumentar) una afirmación que lanzó cierto personaje hace un tiempo y que decía tal que así: "¿Para qué voy a leer autores clásicos si ya están muertos y los conoce todo el mundo?" Primero, relacionar el concepto «clásico» con «famoso» en es incorrecto y una generalización, además, dañina. Hay muchos autores clásicos conocidos, como Jane Austen, pero hay otros muchos que no, como Ann Radcliffe. Segundo, ¿de verdad eres capaz de dejar que caigan en el olvido las obras de autores que a través del tiempo y personas han influenciado a otras tantas? Ann Radcliffe no solo caló hondo en las jovencitas de la primera mitad del siglo XIX o a esas locas del coño que reclamaban a sabe por qué sus derechos, sino también a autores de renombre como el gran Edgar Allan Poe o Charles Dickens. La influencia de Poe es evidente que se extiende hasta autores, tanto internacionales como nacionales, que en año 2015 están publicando. Esos libros que tú ves en la librería y que seguramente compras o tienes la intención de hacer llevan algo de Radcliffe. Que exista gente como esta que admita con tanta facilidad que dejaría caer en el olvido los clásicos me parece cuanto menos una actitud deplorable y que encima que haya gente que lo apoye (o peor aún, que se vea influenciada por sus juicios erróneos) me parece el colmo. Los clásicos para mí son el por qué y cómo se escribe ahora. ¡Olvidemos a los clásicos y tendremos que empezar desde cero!
Ann Radcliffe no fue la única
escritora gótica de este periodo. Antes que ella ya
hicieron sus pinitos Sophia Lee (The
Recess) Ana Barbauld
(Sir Bertrand) y Clara Reeve (Castle
Connor, An Irish Story –perdido–), Anna Maria Mackenzie (Mysteries Enlucidated). De la “Escuela de Radcliffe”, es decir, coetáneas e influenciadas por ella, tenemos a Eliza Parsons (Castle
of Wolfenbach), Sydney Morgan (The Novice of St.
Dominick), Regina
Maria Roche (The Children of the Abbey), Eleanor Sleath (The Orphan of the Rhine), Catherine Cuthbertson (Romance of the Pyrenees) y Mary Anne Radcliffe (Manfroné). De la “Escuela Germana”, que va por otros derroteros, tenemos a Charlotte
Dacre (Zofloya) y a Sarah Brown Utterson (traducción, Tales of Dead). Algunas de estas obras son
difíciles de encontrar en inglés por no hablar de que la abrumadora mayoría están
inéditas en español.
Con las primeras luces del Romanticismo nos encontramos en Inglaterra con Mary Shelley. Es interesante ver como en su novela más destacada (Frankenstein) ha habido un desarrollo de las características del primer gótico. Al contrario que Ann Radcliffe cuyos personajes son tirando a planos y su profunda obsesión por la ambientación la llevaba a dejarlos relegados a un segundo plano, Mary Shelley concede total prioridad la psique. El perfecto despliegue de sentimientos que realiza, evitando en caer en la frivolidad y lo burdo y la profundidad de los anhelos, inquietudes y miedos del narrador logran que el lector conecte con sus imperfectos y atípicos protagonistas y descubra la delicada y sensible personalidad que se esconde tras su osca apariencia. Mary Shelley también introdujo el concepto de «científico loco» y «monstruo arquetípico»****. El padre de Shelley, William Godwin, ya había hecho una pequeña incursión con su novela St. Leon***** en algunos temas que constantemente aparecen en Frankenstein, El último hombre y otros de sus relatos de su hija, como la locura y la soledad.
"Ni la ambición ni la avaricia ocupan mi mente, y el amor ardoroso que carcome mi corazón, que nunca será correspondido, que nunca encontrará un igual al que dedicarse, vive solo para atormentarme"
-El inmortal mortal
★traducción de Yaiza★
Desgraciadamente, la vida de Mary Shelley estuvo marcada por el dolor, la soledad y las decepciones. Su marido, Percy B. Shelley, no tenía un concepto de «el amor y la familia» como el de Mary, a pesar de que según él «amaba con locura a su esposa». Percy Shelley profesaba el tipo de relación en las que ambas partes tienen sus historias sexuales y amorosas con otras personas sin que ello suponga dejar de amar a tu esposa o marido. Esto está muy bien siempre que las dos partes estén de acuerdo...el problema es que Mary no lo estaba. Su marido intento en alguna ocasión que Mary tuviera rollos amorosos con los amigotes, que jamás pasaron de un simple coqueteo. Ella amaba única e incondicionalmente a su marido, Percy. Cuando Mary perdió a su primera hija (de cinco hijos que tuvo perdió cuatro) Percy se alejó de ella porque ni siquiera podía complacerse a sí misma, sumida en una profunda depresión. Fue en este periodo de su vida cuando concibió Frankenstein, cuyo primer borrador estuvo listo en 1817 y en 1818 revisado por su marido. La última revisión es la de 1831, reescrita y “suavizada”. Nosotros leemos la de 1831, pero sí, existen ediciones con la de 1818.
Tras el accidente marítimo donde Percy perdió la vida, Mary cargó con todo el peso de la culpa e incluso los amigos de la pareja llegaron a acusarla de su muerte por habérsela deseado en varias ocasiones. Los últimos días los pasó dedicada a la educación de su hijo Percy Florence y a la literatura por completo.
A lo largo del siglo XX la figura de Mary Shelley ha ido ganando protagonismo hasta consolidarse como una de las mejores escritoras de la Literatura Universal. Desgraciadamente esto no fue siempre así. Sus padres habían sido unos pensadores bastante famosos (Mary Wollstonecraft y William Godwin, respectivamente) y su marido uno de los poetas más importantes del romanticismo inglés junto con Keats (entre otros). Su figura quedó durante mucho tiempo relegada a un segundo plano y siempre como la de «la esposa de» y «la hija de». Pero la calidad tarde o temprano es reconocida y mientras sus padres y su marido han pasado a un segundo plano, conocidos por pocos y aún menos leídos, Mary cada día gana más adeptos. Su marido sabía que su mujer era una gran escritora y no dudo en atribuirse la autoria de Frankenstein; muchos sabían lo buena que era Mary pero bueno, era una mujer y no se puede alabar el trabajo de una mujer. ¿A caso podemos concebir que haya salido tal obra de la mente de una mujer? Lovecraft en su ensayo reconoce que los esfuerzos de la critica por demostrar que la novela había sido escrita por P. Shelley fueron en vano y concluye admitiendo abiertamente que la novela posee un verdadero sello de «horror cósmico». Sin duda Mary es una gran escritora para él, para mí y para muchos de nosotros.
Hasta aquí la primera parte de esta serie de entradas. Tendrá una segunda parte que abordará la segunda mitad del diecinueve, el veinte y una breve mención a algunas autoras del siglo veintiuno. Espero que os haya gustado, que me comentéis si os ha servido para algo, si cambiarais algo (educadamente, claro). Y si queréis hacerme vudú o quemar el felpudo de mi casa por alguna tontería que he dicho podéis intentarlo pero...he de advertiros que en mi situación actual tengo el poder de controlar a ciertos seres del espacio exterior y no creo que os guste morir mientras en vuestros sueños os devoran vivos.
Nos vemos.
* Hola, soy el Antiguo Régimen y aquí la plebe no pintáis nada.
**Finales del dieciocho principios del diecinueve.
*** Posteriormente Mattew Lewis (El monje); influenciado por Radcliffe pero con pequeñas diferencias.
****Veremos esto constantemente durante la segunda mitad del diecinueve y el veinte.
*****Un aristócrata enfermo entra en posesión de un elixir que concede buena salud. El aristócrata se verá forzado a alejarse de los seres humanos.
A lo largo del siglo XX la figura de Mary Shelley ha ido ganando protagonismo hasta consolidarse como una de las mejores escritoras de la Literatura Universal. Desgraciadamente esto no fue siempre así. Sus padres habían sido unos pensadores bastante famosos (Mary Wollstonecraft y William Godwin, respectivamente) y su marido uno de los poetas más importantes del romanticismo inglés junto con Keats (entre otros). Su figura quedó durante mucho tiempo relegada a un segundo plano y siempre como la de «la esposa de» y «la hija de». Pero la calidad tarde o temprano es reconocida y mientras sus padres y su marido han pasado a un segundo plano, conocidos por pocos y aún menos leídos, Mary cada día gana más adeptos. Su marido sabía que su mujer era una gran escritora y no dudo en atribuirse la autoria de Frankenstein; muchos sabían lo buena que era Mary pero bueno, era una mujer y no se puede alabar el trabajo de una mujer. ¿A caso podemos concebir que haya salido tal obra de la mente de una mujer? Lovecraft en su ensayo reconoce que los esfuerzos de la critica por demostrar que la novela había sido escrita por P. Shelley fueron en vano y concluye admitiendo abiertamente que la novela posee un verdadero sello de «horror cósmico». Sin duda Mary es una gran escritora para él, para mí y para muchos de nosotros.
Hasta aquí la primera parte de esta serie de entradas. Tendrá una segunda parte que abordará la segunda mitad del diecinueve, el veinte y una breve mención a algunas autoras del siglo veintiuno. Espero que os haya gustado, que me comentéis si os ha servido para algo, si cambiarais algo (educadamente, claro). Y si queréis hacerme vudú o quemar el felpudo de mi casa por alguna tontería que he dicho podéis intentarlo pero...he de advertiros que en mi situación actual tengo el poder de controlar a ciertos seres del espacio exterior y no creo que os guste morir mientras en vuestros sueños os devoran vivos.
Nos vemos.
* Hola, soy el Antiguo Régimen y aquí la plebe no pintáis nada.
**Finales del dieciocho principios del diecinueve.
*** Posteriormente Mattew Lewis (El monje); influenciado por Radcliffe pero con pequeñas diferencias.
****Veremos esto constantemente durante la segunda mitad del diecinueve y el veinte.
*****Un aristócrata enfermo entra en posesión de un elixir que concede buena salud. El aristócrata se verá forzado a alejarse de los seres humanos.
Bibliografía:
- Propuesta de traducción y análisis de los relatos Vampirismus de Ernst Theodor Amadeus Hoffmann y The Mortal Immortal de Mary Shelley. GARCÍA, YAIZA.
- El horror sobrenatural en la literatura. LOVECRAFT, HOWARD PHILLPS.
- Introducción de El romance del bosque, Cátedra. FOIX, JUAN ANTONIO MOLINA.
- Gothic Readings, First Wave. NORTON, ROBERT.
Agradecimientos:
A Yaiza por aguantarme con mis eternas dudas, por ayudarme con la parte de Mary Shelley y por brindarme la oportunidad de leer su TFG y sus preciosas traducciones. A Howard por ayudarme a darle estructura a esta entrada, por su maravilloso ensayo con el que he descubierto tanto autoras como autores y como siempre por estar ahí. Y por último, gracias a ti que me lees y ves a través de esto a una persona que habla con humildad de lo que le apasiona.
Los dibujos tanto de Radcliffe como de Shelley son míos, si los vas a utilizar me gustaría saberlo.
YAAAAY Por fiiiin ~LA ENTRADA~.
ResponderEliminarPues te ha quedado bien maja y manifiesta toda tu devoción por las señoras Radcliffe y Shelley xD. Debería leer a la primera, pero solo tengo disponible Los misterios de Udolfo y la pereza es real xDDDD. En cuanto a Zofloya, ya te contaré cuando consiga ponerme con él :D.
Aunque sí te comento que el hijo de Mary Shelley se llamaba Percy Florence, no Fontaine :D.
La verdad es que a mí me gusta mucho la literatura de estos siglos porque me gusta la época EN SÍ, pero mi mentalidad moderna se siente un poco decepcionada al leer estas cosas porque me las espero más «fuertes» y escandalosas, aunque sea plenamente consciente de que cuando se publicaron LO ERAN xD.
Quedo a la espera de tu próxima entrada y, si me encuentro alguna joyita por ahí, te lo diré :D.
Ojalá me hubiese podido extender más sobre Shelley... Yo todavía no he leído Los misterios de Udolfo, en plan, ponerme y leerme seiscientas y pico páginas. Antes me leeré Un romance siciliano y El romance del bosque (este último prontito espero).
EliminarTengo una dislexia importante y eso que me leí esa parte de tu TFG varias veces. ¡Corregido!
En eso somos iguales, aunque para mi a partir del siglo dieciocho todo se vuelve más aburrido y ya no es lo mismo. La vestimenta del XVIII (y no me refiero a la rococó precisamente sino a la de cualquier persona de clase media-alta de Inglaterra o Francia por ejemplo; los sombreros, los bucles, los vestidos, las pelucas...). La manera de comportarse y hablar por repipi que fuera me parece tan hermosa... Más allá de eso no es un siglo que hayamos de tenerle mucho cariño pero bueno, ¡soy dieciochesca! (?).
Vale, por mi genial *-*.
Besitus.
Buah, qué entradón, de verdad, qué maravilla. Es una pasada leer algo en lo que se le ha puesto tanto trabajo (incluso esos dibujos genialosos hechos por ti). Me ha encantado lo que cuentas de Mary Shelley y la verdad es que quiero leer a esa mujer porque... porque sí, porque quiero leerla. Algún día me haré con una edición chula de Frankenstein y seguro que cuando la lea me acordaré de cómo fue el duro período en el que lo escribió.
ResponderEliminarGanas de leer la siguiente =)
¡Me alegro que aprecies mi esfuerzo! Ciertamente tenía mucho miedo de publicar esta entrada (y la que viene) pero tenía que arriesgarme... Cuando leí la traducción de Yaiza de El mortal inmortal me reconcilié con una vieja amiga, no te digo más.
EliminarBesitos :)
Menudo entradón! Mira yo no entiendo nada del tema la verdad, y me ha encantado todo, sobre todo por la información que nos aportas, y por que se nota solo por esa bibliografía ya todo el trabajo que has llevado a cabo. El horror claramente no es mi género, pero todavía has nombrado un par de autoras que conozco: Mary Shelley (imposible no conocerla creo y ya solo el Celsius se encarga de ello XD) y Ann Radcliffe, a la que solo conozco de nombre y un poco de información que obtuve en un monográfico de autoras de fantasía que vi hace poco. Como bien sabes mi "especialidad" es más la fantasía / Sci-fi, pero eso no quiere decir que no disfrute de una buena novela de horror. Si necesitas ayuda para una entrada de autoras de fantasía aquí estoy para servirte my lady. Un besin^^
ResponderEliminarPor insólito que parezca (no) este género me aporta mucho más de lo que pensé. Aún no entiendo el horror como puede hacerlo una persona que lleva años informándose del tema pero entiendo lo suficiente para decir que este género vive en mi.
Eliminar¡Hijos de Mary Shelley! En serio, un altar para esa gente. #vomito #justsaying.
Lo sé. No sé si me animaré algún día con la cifi y la fantasía, pero si lo hago ya se a que caballero tengo para ayudarme, bobre todo la cifi me atrae bastante porque es sobre lo que menos mujeres se ven (aunque actualmente están saliendo unas joyitas que vamos... jojo).
Besitus :***
Interesantisima la entrada. De verdad, espero la segunda parte!
ResponderEliminarA finales de la semana que viene seguramente!
EliminarBesitos :**
¡Ya estoy aquí! *__*
ResponderEliminarOh, qué entradas tan elaboradas. O__O Me sorprendes, ¡y cada día más! Me ha gustado muchísimo, y me ha resultado absolutamente interesante. Muy curioso, sin duda alguna. No se trata de información que puedas encontrar fácilmente por otros lugares, así que estaría encantada de leer esta clase de entradas (¡esperando esa segunda parte!). Me interesa mucho tu opinión ;)
Me fascinó la parte que comienza con la pregunta "¿Para qué voy a leer autores clásicos si ya están muertos y los conoce todo el mundo?", me han parecido muy sublimes tus justificaciones. Asimismo me resultó muy curiosa la historia de la escritora Mary Shelley. :O Realmente me interesó todo, desde esa pequeña introducción hasta la parte de agradecimientos xDDDD
Por mi parte, no he leído a las dos autoras que mencionas, pero recordarás que me apetece muchísimo descubrirlas (gracias a ti, claro). ¡GRANDES CITAS Y GRANDES DIBUJOS! *_______* Ah, y ni me suenan las otras autoras. o.o ¡Qué fuerte!
Bueno, ¿qué más podría comentar yo? Poco más, imagino.
¿Cuánto has tardado en redactar esta entrada? ¡Es impresionante!
Debería leerte mucha gente. <3
Muchos besitos :)
Me alegro de que te haya gustado. ¡Pero eso es lo bueno (?)! Así las descubres y un día dices...oh...¡las conocí gracias a Omaira! Y yo muero (literalmente...bueno, no...mejor metafóricamente) de amor!
EliminarBesitos :***
Muy interesante :)
ResponderEliminarGracias! :***
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