A
finales de 2016 me preguntaba si era posible que hubiese pasado otro
año más sin leer a H. G. Wells y a Jules Verne, y la respuesta fue
afirmativa. Confieso que no me siento especialmente culpable de tener
casi la veintena y no haber leído a los dos autores apropiadamente, pues ambos constituyen esa selecta parte de la lista de
pendientes cuyo único objetivo es hacer bulto porque
sí-existen-películas-completísimas-para-que-leerlos, y
sé, lectores de este siglo, que algunos
también los tenéis en la lista por el mismo motivo. Pero desde que
floreció mi instinto maternal por aquellas cosas que están en el límite de ser olvidadas he practicado cada vez más el “si
está muerto, pues al maletero”,
así que he decidido volver al asilo una vez más a por unas cuantas
viejas glorias. Tampoco tenía pensado hacer una entrada sobre
esto, pero cuando propuse a mi pareja leer lo más importante de
Wells durante 2017 compusimos una lista kilométrica de relatos y
novelas de Shelley, Wells, Verne, Poe entre otras damas y caballeros
que, bueno, no alcanzaríamos a conseguir finiquitar ni aunque él
leyera la primera mitad de la lista y yo la otra mitad.
Para empezar, ¿qué es el romance
científico? Por extraño que parezca es un concepto que todavía no he visto claro en ninguna fuente que haya
consultado para trazar esta definición. Como siempre, tendemos a
pensar que las historias de los principales exponentes del
movimiento son “el canon” y trastocamos el concepto clave.
Mencionar antes de nada que el romance
científico
es la antigua nomenclatura de lo que hoy en día conocemos como
proto-ciencia ficción, y
no
podemos designar las obras de este periodo como“ciencia
ficción” a secas
porque de hecho no lo son. Dicha desinencia sería inventada posteriormente, a finales de los años 20, por Hugo Hernsback.
Entre las
características más destacadas de este tipo de novelas que
empezaron a aparecer a mitad del siglo XIX
encontramos
la eterna cuestión
de cuál es el futuro de una sociedad al servicio de los nuevos
descubrimientos científicos. Como podréis deducir la novela
científica (otro apelativo para referirse al romance
científico) contiene
una relativa erudición, habiendo de todo por supuesto, pero gran parte de romances suelen abordar y recalcar bastante temas
filosóficos, sociales y políticos. Según el
país de procedencia y década del siglo XIX en los romances prevalecen
unos temas a otros. En general el XIX es un período que, además de gozar de
peculiares variantes en los temas, dispuso de un amplio abanico inexplorado de
ellos: tecnología, biología, arqueología, paleontología, ect. Los autores de novela científica cuyas historias son más reflexivas y
profundas suelen mostrarse pesimistas en sus juicios y
conclusiones, lo que al mismo tiempo confiere a los protagonistas un
modelo de conducta y carácter alejado de los arquetipos de otro
tipo de romances
científicos más
proclives a la aventura, amables y blandos, entre cuyas filas podemos
encontrar personalidades tanto en Europa (H. Rider Haggard) como en
Estados Unidos (Edgar Rice Burroughs), ambos pertenecientes a los
inicios del folletín.
Actualmente,
de los romances
científicos
cogen inspiración la mayoría de textos clasificados como
“steampunk”,“retrofuturistas”
u
otros subgéneros con tintes anacrónicos pero con un tono y valores
indudablemente de este siglo.
Dicho
lo que a mi criterio y experiencia es un romance científico, y no pretendo imponer mi concepto del mismo a nadie, paso a
comentar las novelas elegidas. En primer lugar, The last
man, título que no tenía
pensado leer este año pero por alguna razón a finales del año
pasado acabé llegando a unos datos relacionados con la literatura de
Mary Shelley. Cual fue mi sorpresa que hasta entonces la sombra de
Frankenstein me había
impedido ver una producción literaria curiosísima, y en esta
penumbra se encontraba la joya, The
last man. Sé que no es
una novela en la que cualquier lector esté dispuesto en invertir su
tiempo porque, siendo sinceros, si lo que busca es una novela de
ficción especulativa seguramente The last man
logre adormecer o soltar alguna que otra risa sardónica al lector
medio de este siglo. Yo no busco en The last man
credibilidad en el hecho de que
una plaga pueda acabar con la humanidad, lo que quiero es que Mary
Shelley demuestre que meterse en la piel de un hombre solitario que
lo ha perdido todo es como revelar una ramificación de si misma.
Tres
novelas de Wells constituyen uno de los pequeños pilares de mis
lecturas de 2017, en concreto he escogido las que considero más
importantes, sin intención de minusvalorar La isla del
doctor Moreau, Los primeros hombres en la luna, El alimento de los
dioses o sus relatos en la línea
de fantasías futuristas. ¿ Y qué decir de Wells? La verdad es que
es un autor que si se le coge el truco resulta enriquecedor y
profundo, y aunque La Máquina del Tiempo
no me parezca una obra tan compleja como cuando la leí en 2014 si
que es una novela muy imaginativa y "adictiva". Como he terminado La Máquina
del Tiempo hablaré de ella con
más detenimiento en la reseña, pero todavía no sé si la publicaré
en la ficha de Goodreads o haré una reseña conjunta con La
guerra de los mundos y El
hombre invisible.
Por
otro lado está Verne, autor que no he leído anteriormente, por
tanto lo que oculten sus historias todavía resulta un misterio para mi.
He elegido dos obras suyas que tal vez no sean las más idóneas para empezar pero tampoco creo que sea lo más adecuado comenzar por las mejores producciones. Tras leer estas dos obras espero dar una oportunidad a 20.000
leguas de viaje submarino, la novela de Verne que la critica considera más lograda.
No
podía faltar un clásico entre las novelas del romance científico como es la Narración de Arthur
Gordon Prym de Poe, autor con el que irónicamente no me llevo muy bien. La verdad es que mi relación con Poe es de las más tormentosas en cuanto autor-lector, ya que intento que me gusten sus relatos por todos los medios pero cuando termino con alguno me quedo muy defraudada, y no se bien por qué. Esta novela dicen que es para lectores fanáticos de Poe, por lo que intentaré no poner los ojos en blanco cinco veces en la misma página ni morir en el intento. Y como sé de uno que la va a disfrutar más que yo colgaré sus impresiones para disimular que soy una buena persona (en el caso de que no me guste absolutamente nada, que lo veo poco improbable. Aunque ya lo dicen, nunca digas de que este agua no beberás).
Nos vemos 💜.
Un día más, salgo perplejo de aquí. No tenía ni idea de que era eso del "romance científico" y me ha parecido más que interesante todos los datos que me has aportado. Increíble la verdad. La isla del doctor Moreau me lleva interesando desde que veo Orphan black, por que siempre se habla mucho de él. El resto como tu dices, como clásicos considerados siempre están en esa lista interminable, pero nunca acabo llegando a ellos casi por las razones que describes. Un abrazo, y ya nos contarás :)
ResponderEliminarWau. Pues igual que el amigo Mangri aquí arriba tampoco tenía ni idea de ese concepto de "romance científico", pero resulta que tiene lecturas interesantes. Para empezar me ha sorprendido ver a Shelley en algo que no esté relacionado con Frankenstein (shame on me por no interesarme por el resto de obras de la autora), y luego está Verne, que lo tengo muy pendiente. Hace años vi la película del Dr Mureau y me pareció una fumada tremenda pero muy interesante, tiene que estar guay ver cómo era esa idea realmente en la historia original, si tiene mucho o poco de la película y el Dr. de mi querido Marlon Brando.
ResponderEliminarUn besote :-)
Otra acá que no sabía del concepto "romance científico", aunque me parece una lista excelente, soy fan acérrima de Verne desde hace una década y espero que te gusten los que has elegido, aunque aún no leo De la tierra a la luna.
ResponderEliminarLa guerra de los mundos también me gustó muchísimo y espero leer algo más de Wells este año, quizá La máquina del tiempo.
Me pasa lo mismo con Shelley, no me tomado el tiempo de buscar más de sus escritos, cosa que quiero remediar este año.
De Poe no he leído nada nunca, quizá algún fragmento en el colegio pero nada más, tampoco me llama especialmente la atención, quizá un día lo haga :D.
Bueno, espero disfrutes mucho estas lecturas.
Besos.
¡Hola!
ResponderEliminarMe ha gustado mucho esta entrada, no tenía ni idea de lo que era el "romance científico", la verdad.
A día de hoy, aún no he leído nada de Mary Shelley y me gustaría ponerle remedio a lo largo de este año. En cuanto a H.G. Wells, he leído dos de sus obras y las dos me gustaron mucho. 'La guerra de los mundos' me conquistó y luego 'El hombre invisible' me enamoró más aún. Este año me gustaría leer más obras del autor, aunque aún no tengo claro por cuales me decantaré.
Y de Poe tampoco he leído nada por el momento, aunque este año pretendo leer algunos de sus cuentos. A ver que tal es mi relación con este autor.
Un beso y disfrutad de las lecturas
Menuda clase magistral hermosa!!! ^^
ResponderEliminarDecir que estoy maravillada con tu entrada, es poco! No tenía ni idea del concepto "romances científicos" y mira que tanto 20.000 leguas de viajes submarino , viaje al centro de la tierra , la guerra de los mundos y Franskenstein los he leído hace bastante...(mi etapa adolescente básicamente la pasé leyendo estos libros y los de Agatha Christie)
A Poe no lo he leído, no me preguntes por qué, pero me da una pereza enorme ponerme con él...y es una bobada porque no conociéndolo tampoco entiendo muy bien mi desgana... tengo que hacer un poder este año y mínimo leer alguno de sus cuentos ...
Me apunto El hombre invisible , La máquina del tiempo y The last man... que este año tengo que darle caña al género
Como siempre un placer pasar por tu rinconcito, querida!
un besoteee ^^ *la achucha un montón*