Aunque
muchos ya conozcáis esta anécdota, no está mal ponerse un tanto
melancólica para presentar una sección que me tiene bastante
emocionada. El western ha
sido un género que me ha acompañado a lo largo de mi corta
existencia, especialmente durante la niñez. Recuerdo un día en casa
de mis abuelos, yo no tendría más de seis años, me aburría de ver
la televisión con mi abuela en el salón así que decidí ir a la
habitación donde mi abuelo tenía puesto otro canal. Con esa
curiosidad típica de los primeros años de vida, me puse a ver con él la película de tarde del Oeste que retransmitían por esa cadena llamada Canal Nou,
ya largamente desaparecida. No sé con certeza si la película que vi
era de un director menor o si era de uno de los grandes cineastas
del western como
lo son John Ford, Howard
Hawks, Sergio
Leone, Don Siegel o incluso el vástago de estos dos últimos, Clint
Eastwood, pero sí que recuerdo que en ese momento fui feliz porque
había descubierto algo nuevo que, además, me atraía mucho. Tampoco
sé si esa fue realmente mi primera y humilde incursión en el
género, pero es un recuerdo al que le tengo muchísimo cariño, y el principal causante de que ahora escriba esta entrada.
Las
razones de que tardara más de doce años en hacer una incursión
propiamente dicha en el western fueron
en parte al desconocimiento general y a que a mi alrededor no hubiese
gente adulta a la que le gustara minimamente el tema. Mi abuelo paterno
había dejado la semilla plantada, pero no había nadie que la
quisiera regar. Cuando quise empezar a hacer las cosas bien sentí
que había varias generaciones por encima de la mía que no estaban
dispuestas a dejar que entrara, y decidí apartarme, es decir, hice lo que se esperaba de una persona nacida a finales de los noventa.
Pero hace un par de años dejé de pensar que hacía algo malo al desear conocer cosas que no son de mi generación. Cesé de cuestionándome si el que me gustara algo era correcto o no
porque una persona que tenía diez, veinte o treinta años más que yo
se creyera con el santo derecho de decidir qué me debía gustar porque, según ella, era «suya» por
antigüedad.
Convencida de que siempre va a haber un selecto grupo de seres humanos afincados a un tema o idea que creerá que por el simple hecho de haber tenido acceso antes a ella son más dignos de esta y más aptos que tú para hablar sobre ella por el supuesto «derecho por antigüedad», empecé a hacer las cosas a mi manera. Poco a poco, he visto más western ayudada tan sólo por mi intuición, así hasta tener una pequeña pero sólida base para hablar del género con un mínimo propiedad, que es lo que voy a hacer ahora mismo. Así que, ¡empecemos!
Convencida de que siempre va a haber un selecto grupo de seres humanos afincados a un tema o idea que creerá que por el simple hecho de haber tenido acceso antes a ella son más dignos de esta y más aptos que tú para hablar sobre ella por el supuesto «derecho por antigüedad», empecé a hacer las cosas a mi manera. Poco a poco, he visto más western ayudada tan sólo por mi intuición, así hasta tener una pequeña pero sólida base para hablar del género con un mínimo propiedad, que es lo que voy a hacer ahora mismo. Así que, ¡empecemos!
El
primer metraje del que voy a hablar es Stagecoach
(1939) dirigida por John Ford, y llamada La
Diligencia en
España. La historia, bastante sencilla en apariencia, trata sobre un
grupo de hombres y mujeres con historias y destinos muy diferentes
entre si, pero todos comparten un objetivo común: llegar a una ciudad en
cuyos alrededores se esconden indios apaches armando trifurca, deseosos de sangre.
Stagecoach es
bastante importante en la historia del western por diversas razones. La primera, y para mi la más importante, es que
sacó al western de
la marginalidad y del falso ocaso en el que los críticos habían
colocado al género. El público—bueno,
no nos engañemos, las productoras tenían la última palabra—se
percató de que el western era
una veta de oro todavía sin explotar visualmente. Y aunque Ford no
fuera el primer director western es a él a quien le
debemos esa carga de dinamita inesperada con la que abrieron cineastas posteriores la cueva del oro, y los cuales pudieron llenar el buche toda su larga existencia gracias a Ford con las traslaciones a la gran pantalla de historias
ambientadas en aquellas tierras inhóspitas de los Estados Unidos de
mediados del siglo XIX, donde la anarquía y la libertad reinaban por
igual. La segunda razón de peso para considerar Stagecoach una producción relevante es que fue aquí donde realmente se inició la trayectoria de John Wayne como una mítica figura para los
estadounidenses.
Para
mi Stagecoach no solo es una obra de arte, también es una pieza de indiscutible calidad más por las actuaciones que por la
historia en sí. El mérito se lo lleva principalmente Claire Trevor,
que se mete en el papel de una prostituta obligada a marcharse
de una población. Lo que más me gustó de la historia fue el enfoque que da Ford a la prostitución, y en cómo los hombres juzgan esta, o
debería decir en cómo
no la juzgan.
He visto varias películas del director y coincido en la opinión de
que en sus historias siempre está presente un espíritu tolerante y
progresista. John Wayne tampoco se queda atrás en Stagecoach,
es un actor del que he podido disfrutar en diversas
ocasiones, incluso fuera del género, pero he de decir
que suelo tener sentimientos encontrados con él. Tal vez se deba a
la rudeza con la que a veces interactua con el resto de personajes, la dureza que plasma en todas sus acciones o la rigidez que siempre
veo presente en sus expresiones faciales, que sólo van desde la ira de un
demonio ocioso a la sonrisa más falsa que un billete de siete
euros. No lo sé la verdad, pero en esta película me fascinó el
papel que interpreta y las sensaciones que sugiere desde el
principio hasta el final del film.
Ejecutivamente
creo que es un producto óptimo observado desde 1939 y 2017. La escena de la carrera desenfrenada entre la diligencia y los
indios tiene un nivel de tensión visual impresionante, se adueña
del espectador desde el primer segundo.
Por último, y como dato curioso, os comento que en la versión original hablan alguna que otra vez en español con los mexicanos. La escena de una mujer india cantando una melodía folclórica en español encoje el corazón.
Por último, y como dato curioso, os comento que en la versión original hablan alguna que otra vez en español con los mexicanos. La escena de una mujer india cantando una melodía folclórica en español encoje el corazón.
Westward
the Women (1951) es dirigida William A. Wellman, del cual os hablaré con más detenimiento en el tercer Fronterizas.
En esta ocasión trae un film intenso al mismo tiempo que amable —en
el sentido relativo a la sencillez— que hará las delicias del neófito y del aficionado/a al western al
que se le ha escapado esta pequeña joya. En
los cincuenta ya empezaban a verse pequeños resquicios de decadencia
en el género, no obstante yo considero esta película una de las
mejores del cine del oeste. Westward the Women explora un aspecto necesario: la valentía de un grupo de pioneras a la
recerca de un futuro más digno que su presente.
Y
precisamente esta es la línea argumentativa base de Caravana
de Mujeres. Un
grupo de crías y viudas parte en 1851 hacia un asentamiento al otro lado de Estados Unidos para desposarse con vaqueros que solo han visto en reproducciones, pero con la firme promesa de que alcanzarán una existencia más digna que
en el Este y en el Sur. El camino hasta los hombres no será fácil, no solo tendrán
que enfrentarse a la carencia de recursos sino que también deberán
imponerse a los hombres que las guían hacia la «tierra prometida».
Al contrario que Stagecoach, esta
película destaca más por la historia que por sus personajes y actuaciones. Para empezar no fui con la idea de encontrar una
película feminista. Si esperáis en el western
clásico hallar
feminismo acabaréis francamente decepcionados. Lo que esperaba de la historia eran vivencias duras, mujeres curtidas por el trabajo
diario pero siempre con el ánimo templado para soñar, amar y ser, en definitiva, personas que
han sobrevivido a un desierto, dignas de respeto y admiración por parte
de todos nosotros. Y no nos olvidemos de que esto
sucedió de verdad, lo que sin duda es decisivo para la implicación emocional del espectador.
Me
interesaba mucho el tratamiento del director en las relaciones humanas, especialmente en ese grupo de vaqueros que acompañan a las pioneras. Y ya digo, aquí hay de todo: miserables, pedantes, decentes...que la historia se encarga
de ponerlos a cada uno en su lugar. También es lógico que haya una evolución marcada en las protagonistas de la película, que se hace más patente en las más jóvenes. En contraposición con la evolución de los personajes, hay un
aspecto que no me gustó demasiado, y es que el protagonista masculino, un
vaquero reservado a la par de amargado, emplea la violencia
de forma un tanto gratuita porque es incapaz de aceptar que
una pionera de origen francés le agrada. Si hubieran eliminado ese aspecto, que sinceramente no aporta nada, hubiese dado como resultado una relación muy bonita. El poso
tóxico le resta varios puntos a la historia, pero como el romance es secundario tampoco es que halla que darle mayor importancia. Igualmente es justo y conveniente señalarlo.
Las diversas escenas en el metraje relacionadas con la supervivencia de
estas mujeres y vaqueros son duras de afrontar. En cierta medida recuerdan la delgada linea que hay entre la muerte y la vida en esta
época, expuestos a cualquier drama y una existencia en la que tampoco mediaba tanta
distancia entre la basada en los instintos animales y la que
calificamos falsamente como civilizada.
Concluyendo, Caravana de Mujeres es una película de obligado visionado si queréis saber exactamente los valores por los cuales partieron las primeras pioneras del Oeste.
Concluyendo, Caravana de Mujeres es una película de obligado visionado si queréis saber exactamente los valores por los cuales partieron las primeras pioneras del Oeste.
Johnny
Guitar (1954) es
otra de las razones por las que decidí abrir el Fronterizas. Cuando acabé esta obra magna del western por
primera vez dije: «¿y
por qué no hablas de la película, Omaira?» Sentí que hacía algo
mal al
de desearlo por las razones expuestas más arriba. Entonces la vi por segunda vez, por tercera,
por cuarta...hasta cerciorarme de si realmente valía la pena
exponerse, y madre de dios que si que lo vale. Pero volvemos a lo
mismo que con Westward
the Women respecto al feminismo, esto
no es una película feminista ni de lejos. Lo que sí hay en este
caso son trazas feministas en el personaje femenino principal,
encarnada por la encantadora y preciosa Joan Crawford.
La
historia cuenta cómo una familia cacique ante la inminente llegada
del tren a su población planea expulsar con los métodos más viles
e inmorales a la mujer poderosa del pueblo, ya que resulta una
amenaza financiera ante la afluente economía que traerá consigo la
llegada del ferrocarril. Esta mujer es Vienna, la dueña de un
humilde saloon de
juego, la que a su vez pretende construir una población al margen de
la mugre de que amenaza diariamente con echarla a patadas de la
tierra donde erigió su hogar muchos años atrás. Pero lo que no
saben estos miserables es que antes de que la cuelguen de cualquier
árbol por negarse a agachar la cabeza Vienna tiene un as bajo la manga, y lo va a utilizar.
Comencé
la película sin muchas ansias esperando verla de fondo mientras
realizaba ejercicios de dibujo, pero solo bastaron un par
de minutos con Joan Crawford presidiendo el villorrio para arrinconar el lápiz y el papel y ver el metraje como se merecía,
degustando cada escena como si Johnny
Guitar fuera
la última película que viera en vida. Hay escasas películas, ya
sean modernas como clásicas, que consigan captar mi atención de esa
manera. Para que os hagáis una idea dos grandes películas como lo
son para mi El
Padrino o Pulp
Fiction ni
de lejos consiguieron retenerme con la misma fuerza que Johnny
Guitar.
Hay algo en la atmósfera de esta película y en las actuaciones, e
incluso en la historia, que me lleva siempre a abstraerme del mundo. De
pronto es como si estuviera en el norte de los Estados Unidos metida de un lío de narices.
Ya sabéis o intuiréis que me encantan las películas, series y novelas con atmósferas bien cerradas. Experimento de una forma muy cercana la sensación que no hay nada más allá del mundo recreado por el director o autor. Cualquier problema o sentimiento que no vengan al caso es indiferente. Son estas historias las que logran hacerme sentir que si dejo de nadar un rato a contracorriente, no deberé sentirme mal conmigo misma cuando retome la tarea. Habré aprendido algo de este mundo, y entonces el esfuerzo de empezar a nadar de nuevo habrá valido la pena.
Ya sabéis o intuiréis que me encantan las películas, series y novelas con atmósferas bien cerradas. Experimento de una forma muy cercana la sensación que no hay nada más allá del mundo recreado por el director o autor. Cualquier problema o sentimiento que no vengan al caso es indiferente. Son estas historias las que logran hacerme sentir que si dejo de nadar un rato a contracorriente, no deberé sentirme mal conmigo misma cuando retome la tarea. Habré aprendido algo de este mundo, y entonces el esfuerzo de empezar a nadar de nuevo habrá valido la pena.
Pocas veréis en vuestras vidas veréis una actuación que pueda igualarse a la de
Crawford en Johnny
Guitar. En
cualquier secuencia es exactamente lo que su
personaje promete ser: una mujer sensual, cínica, terca, a veces violenta y otras melancólica, sin
llegar a recrearse en sus penas. No baja el listón en ningún
segundo del metraje, tal vez lo sube más alto de lo que el
espectador podría haber imaginado. Sterling
Hayden, que hace del maravilloso Johnny Guitar, también está impecable en
esta película. No personifica el ideal de hombre del oeste en la
línea de John Wayne, anda despreocupado y pasivo por la
vida, un excéntrico errante que no busca nada
más que diversión a costa de los demás. Reinventa de una manera
sobresaliente y original el arquetipo de vaquero que lo ha perdido
todo y necesita recuperarlo a toda costa, y a diferencia de lo
que viene siendo lo normal en el género no cae en ningún momento de la película
en la violencia suscitada por la venganza. La afinidad entre Crawford y
Hayden como pareja es palpable, y su relación en la película es hermosísima. Forman un dueto muy memorable.
No esperéis una historia innovadora, pero si tened en cuenta que la inversión de los roles de género
hace que el espectador pueda reflexionar más de una vez el papel de la mujer en estos tiempos. Si
buscáis una buena película la encontraréis en Johnny Guitar, y como sé que tras finalizarla buscaréis producciones similares ya os adelanto que no
existen; Johnny
Guitar es
irrepetible.
¡Y
hasta aquí este primer Fronterizas!
Como no quiero agobiaros con mucho contenido intentaré hacer
dos Fronterizas separados por breves periodos de tiempo, a veces mensuales. Pero quería empezar recordando y recomendando algunas películas
con fuerte presencia femenina porque es un aspecto que siempre he
visto descuidarse en este género y que veo necesario revindicar. En el
siguiente Fronterizas comentaré las grandes y menores películas del oeste de
uno de mis hombres favoritos del siglo XX, Clint Eastwood, que aunque tenga barba es mi amor platónico ya no secreto. También quería confesaros que no voy a poner en esta sección todas las películas western que
vea. Hay algunas que pienso que pueden no interesaros demasiado
y tampoco es que ofrezcan un contenido interesante que comentar y recomendar, y más si hay barbas de por medio.
Nos vemos💜.
Hola
ResponderEliminarPedazo de currada la entrada eso lo primero ¡Felicidades! Se nota que este género te gusta y lo disfrutas, que lo conoces. Si es lo que te gusta, adelante, no hagas caso a otras opiniones.
Lo segundo, me he leído toda la entrada. Tengo que reconocer que yo no conozco mucho el género western, la verdad. Pero si que me has recordado a mi cuando era pequeña, porque mi abuelo también era el típico que se ponía -y se pone- las películas que echan, en este caso en Aragón Televisión, sobre el género western. Aunque tengo que reconocer que para mi eran todas iguales y nunca sentí curiosidad por investigar nada.
Me he apuntado la del grupo de mujeres y la última que has comentado, porque son las que más me llaman la atención y prefiero darle la oportunidad a este género, viendo algo que me guste.
Un saludo
Gracias, es un género que a mi parecer está infravalorado. Contra todo pronóstico sigue siendo muy valorado en ciertas zonas de España, pero por Europa parece que se han olvidado de él. En Estados Unidos perdura alguna cosilla, pero vamos, en las regiones donde está arraigado el sentimiento del oeste.
Eliminar¡Dios bendiga las cadenas provinciales! Jajaja, suelen ser malillas las que echan por este tipo de canales, supongo que por los derechos. Pero si investigas un poco descubrirás películas clásicas impresionantes, hermanas y a la altura de cualquier clásico del cine.
¡Espero que Guitar te guste! <3
Un abrazo
¡Hola! *_*
ResponderEliminarConvencida de que siempre va a haber un selecto grupo de seres humanos afincados a un tema o idea que creerá que por el simple hecho de haber tenido acceso antes a ella son más dignos de esta y más aptos que tú para hablar sobre ella por el supuesto «derecho por antigüedad».
TE QUIEROOOOOOOOOOOOOO MUCHO POR ESA FRASE ANTERIOR (y por muchas más cosas XD).
Oh, recuerdo a mi abuelo viéndolas en la tele diminuta. Siempre me quejaba porque no podría ver mis cosas por sus películas «extrañas». XD Entonces era una niña y tampoco me gustaban muchas otras cosas que ese veía en la televisión. :'D Pero me gustaban las noches largas en la habitación de mis abuelos, aunque no comprendía el sentido de las imágenes que ellos seguían con tanta fascinación.
Sinceramente, nunca sentí curiosidad por el género; y creo que existe en mi mente un error grave por ignorancia/desconocimiento. Volveré a tu entrada cuando me encuentre preparada e intentaré darle una oportunidad al Western. Creo que podrá sorprenderme o, quizás, descubrir otra imagen de mí misma. *_*
Me fascina la calidad de tus entradas. Y esta sección promete muchísimo.
Eres maravillosa,
Besitos. *3*
Ya sabes lo que pienso del «derecho por antigüedad», motivo de diversos enfados e impotencia. Pero bueno, una madura y al final se toma esto de una manera cínica e incluso se burla de si misma y de los paletos del «derecho por antigüedad».
Eliminar¿Ahora estabas viendo Westworld o algo así, no? Pues te vendría bien un complemento para "entender" mejor ese mundo. Aunque creo que la serie no va de pistoleros ni nada así.
Un beso <3.
Hola :) Tu historia de incursión me recuerda a como yo entre en los mundos de la literatura fantastica, primero apartándose por temas "familiares" y luego decidiendo entrar por mi mismo de cabeza. Gran entrada, pesé a que aquí si que soy un inculto total. Espero ansioso esa entrada con Clint <3 Un abrazo^^
ResponderEliminarEs muy difícil entrar en mundillos que son más bien grupos "cerrados" pero al final lo que importa es ir a tu rollo y quién quiera apreciarlo bien, y si se caga en tus muertos pues también. Solo se vive una vez, no voy a estar lamentándome toda mi vida por no haber visto western apropiadamente xD
EliminarUn besico. Espero traer en marzo a Clint con su mirada cortabragas.
No sé ni qué decirte Omaira, porque esta entrada es una pasada, no sólo por todo el trabajo que lleva detrás sino por tu pasión y reivindicación por el género.
ResponderEliminarA mí me gusta el western (y el country, para que negarlo a estas alturas), en mi caso sí que hay influencia, mi abuelo toooodas las tardes, desde que yo recuerdo, en las sobremesas veía una "vaquerada" como él decía... y mi padre es igual, todavía hace maratones de este género (de hecho, como le gusta tanto y nunca se ha leído ningún libro de western, estoy buscándole uno para el día del padre...mira a ver si conoces alguno que esté bien ;) )
El caso, es que aunque yo de pequeña no entendía muy bien las películas, acababa siempre enganchada y aún hoy alguna vez me he unido a mi padre en revisionados varios. EL actor favorito de mi padre era John Wayne y Clint también le gusta mucho (a mí no me gusta mucho la verdad, pero es más con por sus ideas como persona que como director de películas, todo hay que decirlo jeje)
Y mira, no te sientas más por querer saber cosas nunca!! Qué más da que las personas de tu alrededor no lo entiendan?? Hay que hacer lo que a una le gusta siempre, y no hay nada de malo en querer formarte una opinión de algo que desconoces, faltaría más! El saber no ocupa lugar, y ojalá todas las personas (jóvenes y adultas) tuvieran ese interés y esa motivación que le pones tu a las cosas!! ;) Así que adelante con Fronterizas!!
Luego le enseño a my Dad la entrada, seguro que le mola jjejeje
Un besote enorme bonica!! ^^
PD: se me olvidaba, mi hermana y yo nos enganchamos de pequeñas a una serie que daban, creo que en la 2, sobre el Pony Express, se llamaba Jóvenes Jinetes (con esa serie tuve mi primer amor platónico Josh Brolin) no es una serie clásica, (para eso te recomiendo Bonanza), pero está muy bien y hay una chica que se hace pasar por chico para formar parte de los jinetes....
Pues cuando hable de él de forma más general y de lo mal valorado que está actualmente espero tenerte con la pistola preparada, eh.
EliminarMe lo he imaginado tal y como lo has descrito y la verdad es que ha sido una imagen muy melancólica y hermosa <3. Pues yo solo he leído a la Johnson westernera, pero sé por usuarios en los que confío plenamente que Centauros del desierto (el libro) es tres mil veces mejor a la película, que YA ES DECIR.
Yo tampoco las entendía, quiero decir, tenía seis años. Lo máximo que puedes entender a esa edad es la mirada cortante de Eastwood y como ya tus braguillas infantiles dicen "hello, my friend. Nos vemos dentro de 12 años :DDDDDDDDDDDDD"
Ya, a mi Clint Eastwood como persona me parece demasiado intolerante para las cosas que muestra en sus películas. Que apoye a Trump no tiene sentido. Pero bueno, que es un viejales, diremos que son excentricidades de abuelo cebolleta.
Es que ser una mujer, del 97, y que te guste el western para los tíos de los 70-80 es como: "guao/qué hace ésta". Ojalá solo dijeran "ah, pues que guay. ¿Qué te pareció la última de Eastwood?". Vamos, lo NORMAL.
Vamos que a mi hija le voy a meter el western que le va a salir por las orejas. Hombre que sí.
UUUUUUHHHH apuntada la de Jóvenes Jinetes <3
Besitos <3