Y
yo me preguntaba unos años atrás al reparar en la existencia de
Jack London cómo sus obras habían llegado a mi tan tardíamente.
Tal vez la causa de que en un primer momento no le tuviese en cuenta
residía en el hecho de que estaba inmersa en literatura de corte más fantástico, esas ensoñaciones y
elucubraciones que son parte de todo cuanto yo soy. Así creo que acabé
relegando a Jack London a un segundo plano hasta hace apenas una
semana, cuando un día sin saber porqué mi imaginación despertó
rogando leer a London con ansia. ¡Qué clase de fuerzas habitan en
las extrañas regiones del subconsciente, que nos empujan a revivir
las pasiones que creímos haber aniquilado!
“A decir verdad, la principal válvula de escape de la melancolía ancestral ha sido la religión en sus formas más atormentadas. Pero el consuelo de semejante religión le ha sido negado a Lobo Larsen. Su materialismo brutal no puede admitirlo. Cuando la melancolía se apodera de él no le queda más salida que la maldad. Si no fuese un hombre tan odioso, le tendría lástima […]. Era una criatura atávica, un hombre tan genuinamente primitivo como los que vinieron al mundo antes de desarrollarse la conciencia moral. No era inmoral; simplemente carecía de moral” Pág. 81.
No
sé si habéis reflexionado sobre ello alguna vez, pero percibo a
Jack London como uno de los mayores conocedores de la vida en su
forma más primitiva, con el poder de plasmar en el papel esa mística
relación establecida en muy pocas ocasiones entre el ser humano,
tras adquirir cierto grado de consciencia, y la naturaleza. A mis
ojos, London es la persona más indicada para relatar los contactos
más íntimos que una persona es capaz establecer con el mundo primigenio en
la modernidad, y seguramente continué describiendo sus experiencias
a los jóvenes onironautas en sus sueños.
Y es cuando, cautivos en el Ghost y surcando las aguas del
Pacífico, London nos lleva a revisitar de forma minuciosa los
senderos trazados en esa extraña materia que supuestamente separa a los
seres humanos del resto del resto de la Creación, es decir, la mente; el
cogito. Revisamos gracias a Humphrey van Weyden todas las pasiones e
inquietudes de los hombres y mujeres de principios del siglo XX desde un punto de vista idealista y materialista, porque la
historia de El lobo de mar nos la cuenta un naufrago que resulta ser un acomodado crítico literario rescatado de las fauces del
océano que se mete en un lio aún mayor. Humphrey
van Weyden pasa a ser un cautivo, y más tarde grumete por obligación, en un barco que
caza de focas ilegal. Nadie, es especial su capitán, le tratará
como un caballero de posición elevada, sino como lo que realmente es: un hombre que no
sabe sostenerse con sus dos piernas.
“Pues los vivos saben que han de morir, mas los muertos nada saben, ni esperan recompensa, y su memoria ha quedado sepultada en el olvido” Pág. 87.
En
El lobo de mar hay un apasionado conflicto entre el bien y el
mal, pero lo mejor es que este va mucho más allá de la zona de
confort del lector actual. Sabéis de sobra que el mal y el bien han
sido descritos de mil formas distintas en la literatura, sólo en la
ficción han llovido duros vilipendios hacia las acciones llevadas a
cabo por la maldad, y si no mirad el odio generalizado hacia los maravillosos personajes de Cumbres
Borrascosas; las acciones del otro tipo, llevadas por el bien, se han glorificado aunque seguramente la mitad hayan sido ejecutadas con la usual e hipócrita filantropía moderna. Y todos
permanecemos felices con esta simplificada dicotomía que creemos que rige el universo. Patético.
Todo
cuanto las clases sociales mejor posicionadas creemos pensar por nuestra supuesta cualidad de individuos únicos e irrepetibles ha pasado antes por un
colador, y al final tan solo nos son implantados aquellos
juicios que ha pasado la prueba de fuego, el colador, una medicación
placentera contra la realidad que nos suministramos mediante la adquisición de bienes materiales y las distracciones
oportunas. El
concepto eternidad nos hace guardar la esperanza de que nuestro
cuerpo es el envase de un alma que trascenderá esta ciénaga infesta
para arribar a un lugar en donde todo es inmutable y eterno. Pensar
este tipo de cosas sin una base material lógica está bien,
cualquier ser humano con dos dedos de frente debe creer en que
hay algo que trasciende los límites de la vida, incluso si este concepto o cosa son prácticamente desconocidos para él. Hay ilusos que creen que el amor es eterno tanto en espacio
como en el tiempo, y otros que el universo es infinito.
Pero si no crees en la eternidad, si la mención del alma te provoca ganas de reír y niegas lo inmutable y eterno, entonces eres tildado de pesimista, y tu opinión no se debe ser considerada. Los idealistas liberan su mugre mientras se burlan de aquellos que dicen que todas esas ideas de las que partimos para emitir nuestros juicios son falaces verdades. No es difícil llegar a la conclusión de que los seres humanos siempre preferiremos no saber qué somos en este enorme y complejo mecanismo universal porque resulta más cómodo abismarnos en infructuosas fantasías y en distracciones banales. Así podremos seguir durmiendo por las noches y por el día continuar la perduración de esta decadencia en la que nos arrastramos como cadáveres en descomposición al servicio de unos cuantos titiriteros.
Pero si no crees en la eternidad, si la mención del alma te provoca ganas de reír y niegas lo inmutable y eterno, entonces eres tildado de pesimista, y tu opinión no se debe ser considerada. Los idealistas liberan su mugre mientras se burlan de aquellos que dicen que todas esas ideas de las que partimos para emitir nuestros juicios son falaces verdades. No es difícil llegar a la conclusión de que los seres humanos siempre preferiremos no saber qué somos en este enorme y complejo mecanismo universal porque resulta más cómodo abismarnos en infructuosas fantasías y en distracciones banales. Así podremos seguir durmiendo por las noches y por el día continuar la perduración de esta decadencia en la que nos arrastramos como cadáveres en descomposición al servicio de unos cuantos titiriteros.
“La tierra está colmada de brutalidad como el mar de movimiento. Algunos hombres no soportan más aquello que esto” Pág. 59.
Pero lo
que pretendo decir mediante esta pobre exposición sobre la
confrontación que se produce entre las doctrinas filosóficas
idealista y materialista en El lobo de mar es que socialmente
el materialista siempre va a salir perdiendo, y será considerado un
pesimista cuya visión está ligada a la subjetividad de sus trágicas
experiencias, ¡nada más lejos de la realidad! Aunque le duela a
este mundo plagado de idealistas (sin conciencia de que lo son, como yo hasta ahora) en
un constante statu quo, toda la ciencia es indudablemente materialista. No se apoya en munditos de ideas o creencias religiosas o falsos ateísmos, sino que
empieza a construir con humildad desde la nada. El materialista
siempre está dispuesto a partir desde cero, se muestra lejano del
sentimentalismo ligado a las creencias previas, preparado en cualquier ocasión para tirar
abajo el viejo edificio y construir uno nuevo si así puede conocer
mejor la materia que envuelve a los seres humanos. En resumidas cuentas, los materialistas son los seres más cercanos a mi concepto de libertad, y creo que sólo hay dos formas de lograr ser un materialista: la primera es alejándose los aspectos idealistas que nos rodean, harto complejo porque ya os digo que vivimos en un mar de mentiras, y la segunda es de la manera en la que lo hace Lobo Larsen.
“Fíjate en esa palabra. "Lobo"; un lobo, eso es lo que es. No es que tenga un corazón de piedra como tantos otros, es que no tiene corazón. Un lobo, exactamente un lobo, eso es lo que es” Pág. 52.
Os digo en serio que no
busqué encontrar en El lobo de mar algún conflicto filosófico de tal calibre, porque ninguna reseña española sobre la novela mentaban directamente este aspecto. Fue toda una sorpresa
encontrar en Jack London un ingenioso escritor y pensador capaz de
procurar al lector deliciosas conversaciones sobre el alma, cómo
imponemos la voluntad de poder sobre otros de nuestros congéneres,
la responsabilidad de nuestras acciones y de qué maneras las
sobrellevamos, y, como no, un gran discurso sobre la inmortalidad que viene a relación con el tema de la dichosa alma.
Cada
personaje principal porta el estandarte de doctrina filosófica pertinente,
siendo Humphrey van Wayden el representante de idealismo junto con
Maud Brewster, la novelista que aparecerá unos capítulos más
adelante y principal eje del conflicto pseudoromántico. Lobo Larsen, el
protagonista, rápidamente es adscrito a la doctrina materialista. Es entonces cuando todo este tinglado comienza a ponerse interesante. Podría haber sido un libro decente de aventuras sin la parte
filosófica, pero todo lo que London expone en esta novela ha provocado que se inicie dentro de mi un gran giro en mi pensamiento.
Si
bien es cierto que estoy leyendo un libro sobre la historia de las
filosofías materialistas bastante asequible para otro proyecto,
London acerca la filosofía a todos sus lectores de tal forma que un
adolescente es más capaz de entender qué narices es el idealismo, materialismo e incluso nihilismo a través de El lobo de mar que de su libro de
texto de segundo de bachillerato que sólo merece arder en la
hoguera.
“Aunque tenía una constitución maciza, de anchos hombros y pecho amplio, su fuerza tenía una calidad diferente. Era una fuerza nervuda, nudosa, la que atribuimos a los hombres flacos y enjutos […]. Era la clase de fuerza que solemos asociar a lo primitivo, con las fieras salvajes y nuestros arquetipos trepadores; un atroz, indómito vigor que vive por sí mismo, la esencia de la vida en cuanto a potencia motriz, la materia elemental en la que han sido moldeadas por distintas manifestaciones de la vida; en una palabra, lo que se contorsiona en el cuerpo de la serpiente decapitada, cuando la serpiente como tal está muerta, o lo que persiste en un pedazo informe de carne de tortuga que se estremece y rebulle al tocarla con el dedo” Pág. 24.
Vamos
pues a comentar esa filosofía desglosando los personajes
principales. Lobo Larsen es el capitán del Ghost, goleta en la que tiene lugar tres cuartos de la acción, y como carta de
presentación Jack London trae a un tipo metido en una pelea a muerte con
su segundo oficial. Hay una cosa que el autor sabe hacer muy bien, y
es que precisamente sabe jugar con las primeras impresiones del
lector como un maestro. Yo ya me imaginaba por donde iban a ir los
tiros hasta que Lobo Larsen decide sacar a la luz su aspecto intelectual.
¿Pero cómo puede ser un hombre culto si hace unas páginas había
matado a puñetazo limpio a un hombre demostrando al mismo tiempo su
superioridad sobre el resto de la tripulación apelando a los instintos animales? Y London lo vuelve a hacer,
es decir, nos convence de que dentro de la violencia primordial que habita en ese hombre hay una sensibilidad incuestionable.
Pero más incuestionable e impresionante es que Jack London presenta un personaje potencial en menos de cincuenta páginas,
repito en menos de cincuenta páginas.
Lobo Larsen es desde ya uno de mis personajes favoritos de la literatura por muchas razones personales, y la principal es que es más interesante de conocer que muchos seres humanos tangibles de este siglo. Pero es que Lobo Larsen, además de ser más auténtico que muchas criaturas humanas, es un condenado como yo, y su condena es la misma que la mía: ser Lobo Larsen y no querer cesar de ser ese hombre que él mismo está construyendo, ese hombre que es frialdad y pasión al mismo tiempo. Lobo es el Calibán de Shakespeare, o el diablo de Milton, que ha formado su personalidad mediante un método autodidacta sirviéndose de sus experiencias y lo que éstas le han aportado unidas a los textos de Darwin, Haeckel, La Mettrie, Tennyson, De Quincey, Proctor y muchos otros más. Puede dar la impresión de que London critica los riesgos y consecuencias de que una persona se eduque a si mismo, pero todo es cuestión de perspectiva, y yo disiento airosamente de que London ponga de conclusión las consecuencias negativas del método autodidacta, porque él mismo fue uno de nosotros.
Lobo Larsen es desde ya uno de mis personajes favoritos de la literatura por muchas razones personales, y la principal es que es más interesante de conocer que muchos seres humanos tangibles de este siglo. Pero es que Lobo Larsen, además de ser más auténtico que muchas criaturas humanas, es un condenado como yo, y su condena es la misma que la mía: ser Lobo Larsen y no querer cesar de ser ese hombre que él mismo está construyendo, ese hombre que es frialdad y pasión al mismo tiempo. Lobo es el Calibán de Shakespeare, o el diablo de Milton, que ha formado su personalidad mediante un método autodidacta sirviéndose de sus experiencias y lo que éstas le han aportado unidas a los textos de Darwin, Haeckel, La Mettrie, Tennyson, De Quincey, Proctor y muchos otros más. Puede dar la impresión de que London critica los riesgos y consecuencias de que una persona se eduque a si mismo, pero todo es cuestión de perspectiva, y yo disiento airosamente de que London ponga de conclusión las consecuencias negativas del método autodidacta, porque él mismo fue uno de nosotros.
“Sólo por un capricho te mantengo a bordo de este barco donde la inmundicia medra. Y pienso retenerte. En mi mano está que te vayas a pique o te abras camino. Quizás mueras hoy, esta semana o el mes que viene. Podría matarte ahora mismo de un puñetazo, porque eres un miserable enquencle. Pero si somos inmortales, ¿para qué? Si fuese cierto que somos inmortales, no habríamos llevado una vida tan abyecta. Y a pesar de todo, ¿qué significa todo esto? ¿Por qué te retengo aquí?" Pág. 49.
El autor se muestra bastante objetivo con las acciones que llevan
a cabo Larsen y Humphrey, si bien es cierto que a veces esa
objetividad se inclina a meter cizaña en las faltas mientras recuerda al lector
que tanto Larsen, que niega que la moral sea un concepto inherente a
él, como Humphrey, con esa tendencia de reducir todo a justicia o
derecho, no dejan de ser personas en cuyo carácter residen
cualidades que podríamos calificar de notables en menor o mayor
grado.
Humphrey es el que representa al hombre que ha logrado adquirir finalmente la cualidad de
independencia sin servirse del dinero o de segundos, y ello trae cierto tipo de consecuencias muy concretas. El personaje acaba conociendo de cerca el abismo de los
vicios, aspiraciones y excesos de los marineros con los que ha convivido Lobo Larsen toda su vida. En Humphrey hay una evolución muy excelsa, que él mismo reconoce en diversas
ocasiones, mientras que en Larsen no hay evolución de ningún tipo. Su carácter mantiene una continuidad desde el principio hasta el final
de la novela, pero lo que resulta interesante es cómo London va descubriendo al
personaje, y es irónico que sea el idealista en el cual se operen
cambios significativos mientras que el materialista permanezca en sus
trece. Eso es lo realmente nos lleva a cuestionarnos a los lectores avezados porqué
Larsen resulta un personaje tan interesante a pesar de que su pensamiento siga una línea invariablemente materialista siempre. La respuesta para mi es que, además
de que jamás se avista una conducta errática en él, es un hombre fascinante, maduro, hecho y derecho. Observando su biblioteca personal nos
cercioramos de que ha llegado al más alto grado de evolución, es
decir, que es imposible que él mejore más sus cualidades como individuo. Como
podréis presuponer por la época de London, sí, este está jugando con
ese súperhombre que
Nietzsche había dejado patente en sus papeles, y sí, Lobo Larsen es la proyección de dicho concepto. ¿Y esto repercute negativamente para el lector? Pues la verdad es que a mi parecer
hace la novela aún mejor. Es tremendamente difícil plasmar parte de una doctrina filosófica sin que quede un panfleto de la misma. Hay que entender muy bien la raíz de una idea para llegar a hacer un personaje complejo cuyas conductas reflejen dicha doctrina sin hacer una parodia. London deja patente en El lobo
de mar que sabe de lo que habla, el ideal del hombre moderno creado por Nietzsche lo personifica mediante Lobo Larsen, mientras que Humphrey representa el hombre clásico, el caballero bonachón idealista, que defiende las causas justas y las acciones llevadas por la necesidad de imponer el bien sobre el mal.
“Eres como el rabihorcado que desde las alturas se lanza sobre los incautos para quitarles su pesca. Perteneces a esa multitud de hombres que han creado lo que ellos llaman un gobierno, que sojuzgar a sus semejantes, y que se alimentan con lo que otros obtienen del esfuerzo y también querrían disfrutar[...]. ¿En qué pararía tu jactanciosa inmortalidad si tu vida se convirtiera en un estorbo para mí?” Página. 48.
El interés amoroso y todo lo que repercute en la novela es lo que más fría me ha dejado. Yo
considero la aparición de la dama innecesaria, en contraste sentí gran necesidad de que se tratara el tema del amor. London podría haber resuelto este conflicto entre
protagonista (Larsen) y antagonista (Humphrey) quitando a Maud
Brewstery mostrando a Muerte Larsen, el cual
a todos nos hubiera gustado conocer para descubrir más sobre la
familia Larsen. Eso hubiese sido un buen hilo conductor, y no cincuenta
páginas de Maud y Humphrey en una isla abandonada intentando sobrevivir a
costa de las focas, que por cierto me encantaron esas páginas. No creo que sea incompatible mi deseo de quitar toda esa parte con
que me haya parecido hermosa y profunda, pero comprended que yo le hubiese metido un buen
tijeretazo para que los hermanos Larsen se hubiesen encontrado frente al lector, y no de boquilla. Seguramente si las circunstancias de London en 1904
hubieran sido diferentes...¡quién sabe! El
triángulo amoroso que se establece con Maud no resulta cargante, pero sí idealizado, por lo
que me fue bastante indiferente toda esta amalgama sentimentaloide
que poco aportó a la trama superficialmente más que unas críticas bastante directas por parte de London a la falsa visión que ya se daba al amor en aquella época. Como he dicho, el tema del amor podría haberse tratado entre Larsen y
Humphrey de una manera muy interesante, y no precisamente estoy hablando desde un punto de vista romántico. Hay una escena en la
que Larsen está desnudo y Humphrey siente algo cercano a fascinación
física por el capitán, y es que ni yo hago descripciones tan
bellas en mis momentos de mayor debilidad con mi caballero
victoriano. Por eso digo, London, estés donde estés, yo quiero que
en algún sueño me vuelvas a contar esa parte de El lobo de mar
como debería haber sido. Si McCullers lo llega a saber...
“A veces también me gustaría estar ciego a las realidades de la vida y conocer tan sólo sus fantasías e ilusiones. Son falsas, por supuesto que son falsas, y contrarias a la razón; pero la razón me dice que, por falsas que sean, soñar y vivir fantasías siempre proporciona más placer. Al fin y al cabo, el placer es el jornal de la vida. Vivir sin placer es un acto inútil [Hola Epicuro, ¿qué tal?]. El trabajo de vivir sin ninguna retribución es peor que la muerte. El que más goza vive más, y sus sueños y fantasías son más gratificantes para ustedes que los hechos para mi […] Les envidio con la cabeza pero no con el corazón. Mi razón hace que les envidie. La envidia es un producto intelectual, y yo soy como el hombre sobrio apesadumbrado que ve unos borrachos y también quisiera estar borracho” Pág. 169.
Por último, y no me gusta hablar de estas banalidades, pero viendo la cantidad de prejuicios que hay hacia El lobo de mar (al menos en el sector inglés) voy a informaros que la
novela tiene un ritmo regular, y el lenguaje marítimo no
resulta muy difícil de seguir. Os puedo asegurar que tras leer la
novela sabréis como poner un buque al pairo sin problemas. Sumado a
esto, confieso que el estilo de London no me ha parecido ni muy
enarbolado ni sencillo al nivel de Teo va al parque,
por lo que creo que es una novela ideal para iniciarse en el mundo de
los clásicos, a ver si así cuando voy a la biblioteca no los tienen en el depósito y no tengo que mediar palabra con el bibliotecario de turno.
Poco más puedo decir sobre El lobo de mar más que yo la considero una excelente novela con la que empezar a leer al autor. Jack London ha superado todas mis expectativas, y en el futuro me encantaría traeros reseña de La llamada de lo salvaje, El vagabundo de las estrellas y Colmillo blanco (entre otras). Me parece que este año leeré todo lo más importante de London, a ver si puedo encontrar en sus personajes un poco de mi querido Lobo Larsen y de mi en ellos. ¡Y por cierto! Lobo Larsen no tiene barba ni bigote, así que señoras...láncense a por este placer estético que tan arraigado se encuentra en la literatura de aventuras.
Poco más puedo decir sobre El lobo de mar más que yo la considero una excelente novela con la que empezar a leer al autor. Jack London ha superado todas mis expectativas, y en el futuro me encantaría traeros reseña de La llamada de lo salvaje, El vagabundo de las estrellas y Colmillo blanco (entre otras). Me parece que este año leeré todo lo más importante de London, a ver si puedo encontrar en sus personajes un poco de mi querido Lobo Larsen y de mi en ellos. ¡Y por cierto! Lobo Larsen no tiene barba ni bigote, así que señoras...láncense a por este placer estético que tan arraigado se encuentra en la literatura de aventuras.
“En algún rincón de aquella tumba de carne habitaba aún el alma del hombre” Pág. 261.
Nos
vemos 💜.
¡Hola!
ResponderEliminarHace poco leí Colmillo blanco y La llamada de lo salvaje y me quedé encantada con su forma de escribir y como cuenta las historias. No me llamaba ninguna obra más, pero tras leer tu reseña me apunto Lobo de mar sí o sí.
Un saludo!
Hola, antes que nada muchísimas gracias por leer y comentar mi reseña <3. London escribe como los ángeles, en eso coincidimos. Culpablemente confieso que cogí esta novela porque no estaba La llamada de lo salvaje xDDDDDD en plan: "pos si no hay otra cosa esto me leo de él". Madre del amor hermoso, lo llego a saber y la leo en 2015 xD.
EliminarAunque no tienen un hilo conductor y son totalmente independientes yo me imagino estas tres novelas como una "trilogía", te será extraño pero en mi cabeza lo concibo así.
Un abrazo <3
Hola :) Bueno como siempre, brutal, me parece una entrada simplemente increíble. Nunca he leído nada de Jack London pese a que tengo un libro de cuentos de AstroRey en mi estantería, pero ya se sabe que pasa con la pila, que es inabarcable y siempre cambiante. Me ha dado muchas ganas de leerlo, así que creo que van a caer pronto. Me apunto este clásico, aunque me llama mucho más el mítico Colmillo Blanco :) Un abrazo <3
ResponderEliminarYo creo que Jack London es un autor que se debe leer en la vida para saber qué es un buen personaje, independientemente de que nos guste más el género fantástico que las ficciones "realistas" (ese adjetivo me da un poquito de asco pero bueno, tu me entiendes)
EliminarLondon es un autor con el que aprendes muchísimo, sientes como tu cerebro se hace más grande y ve más complejidad en las cosas xDDD. Estoy segura de que no solo en esta novela se ha lucido y que voy a flipar un rato. ¡Qué ganas tengo de empezar Colmillo Blanco! Con una rápida oteada ya he avistado el próximo cinco de cinco.
London 1---Corazón de Omaira 0.
Un besi
me encanta jack london, tengo que leer white fang y mas de sus obras :)
ResponderEliminarTenemos que leerla juntisssssssss
EliminarGenialosa entrada y super currada, as always. Se nota que London ha dejado huella en ti y creo que cuando eso pasa con un artista, en este caso un escritor, y su obra, de alguna forma crecemos, nos hacemos más grandes por dentro y nuestra percepción de las cosas adquiere otro color. Y me alegro de que eso te haya pasado con este autor. Me parece maravillosa, por cierto, la cita con la que has terminado la reseña.
ResponderEliminar“En algún rincón de aquella tumba de carne habitaba aún el alma del hombre”.
Preciosa <3
Gracias Laura m_m. Tus palabras son dulcemente consideradas por estos lares, as always. Jo, es que... ¡maldito London!. You know my feelings con Frederick Clegg, pues esto es casi lo mismo. Una se hace mayor y empieza a domar estas rebeldías pero madre mía, es que Lobo. LOBO LARSEN. Qué humano tan auténtico, tanta pasión es superior a mis fuerzas.
EliminarEsa cita es tan tan tan significativa. Expresa tanto de la historia, de él y de este mundo...
Un gran trabajo estético, filosófico y narrativo.
Un besito <3
Siempre me emociona como no tienes idea leer tus reseñas porque haces que quiera leer ese libro de inmediato. Es algo increíble.
ResponderEliminar¿Sabes? Creo que te tengo un poco de envidia xD es que yo veo que tu siempre ves mucho más allá de la historia en sí y aunque yo creo que no soy tan tonta xD sólo alcanzo la punta del iceberg, aunque también creo que cuando de temas filosóficos se trata, como en este caso, me es más difícil por mis *casi* nulos conocimientos de tal ciencia.
Espero poder leer este libro pronto y trataré de poner más atención a lo que leo y creo que La llamada de la selva te gustaría mucho también, porque elementos que mencionas de este, recuerdo haberlos encontrado en ese otro y me gustaron mucho. Además, quedé completamente enamorada de la prosa de London <3
Besitos querida.
P.D. Las citas que colocaste son preciosas, especialmente la última <3
Pues mi secreto es leer otras reseñas para ver qué cuentan y qué aspectos dan prevalencia otros reseñadores. Entonces trazo un esquema mental propio teniendo esos aspectos en cuenta, y pienso en lo que podría importarle a un doble mio en el caso de buscar una reseña de este libro. A veces los aspectos que más destaco coinciden con los otros muchos reseñadores, y, otras, no....como es este caso, a mi parecer.
EliminarAdemás cuando leo algo no trazo una linea divisoria en la que en una parte están los "no me gusta" y en la otra los "me gusta", y ya. No, a mi si un libro me gusta me acaba "obsesionando" a diferentes grados dependiendo el aporte emocional o intelectual que dejé en mi, es así como puedo ver cosas en las que pocos reparan. Y a veces también comento cosas de mi vida en relación con el libro que reseño, un aspecto que me gustaría eliminar poco a poco porque le quita "profesionalidad" a la reseña, pero claro...cuando un libro me gusta no voy a evitar hablar de mi en mi blog.
¿Qué es una opinión amateur sin mostrar un poco de la vida y las pasiones del insignificante individuo que se esfuerza en que otros lectores vean los placeres estéticos que suscitan las palabras de un autor clásico? Pues, para mi, nada.
Pero ya digo, si hablamos del ámbito profesional lo personal queda descartado todo rastro de sentimentalismo hacia la vida personal.
Ese es mi "secreto" xDDDD
Espero leer antes de junio La llamada de lo salvaje, porque London ya va a ser fijo aquí y en mi corazoncito. Me alegro de que te gusten las citas, pues el libro está plagado de tantas escenas hermosas que me quitan el aire.
Un besito.
¡Hola!
ResponderEliminarDe Jack London solamente he leído 'Diarios de supervivencia', libro que me conquistó totalmente. Ahora tengo pendiente 'Colmillo blanco' y será el próximo libro que lea del autor. Pero, sin duda me llevo apuntado este título que desconocía.
Me atrae mucho lo que dices de que este libro haya cambiado tu pensamiento. Los libros que consiguen hacerte reflexionar y cambiar tu forma de pensar, son libros especiales, diferentes y que marcan un antes y un después. También me atrae que Lobo Larsen se haya convertido en uno de tus personajes favoritos de la literatura. Considero que el tema amoroso tampoco me convencerá, no sé, a veces se mete de forma innecesaria.
Deseando que leas más del autor y que nos cuentes que te parece.
Un beso
Que ganas tengo de leer los diarios, su vida resulta tan interesante como sus escritos....sí su madre llega a abortar `¡qué genio nos hubiesen quitado!
EliminarDesde hace unos meses llevo planteándome diversos debates, hasta ahora me he considerado una existencialista sin más, pero cada vez veo la filosofía desde un punto de vista diferente, más cercano quizá. Igualmente no creo que nunca posea un bagaje amplio en la materia, simplemente para ir tirando y comprendiendo a todos mis autores favoritos. Ahora me estoy orientando más hacia el materialismo porque consigue que haga autocrítica y también porque hay cosas sobre las que tengo una percepción muy materialista. El objetivo es eliminar cualquier vestigio de idealismo, que me parece una doctrina filosófica que tan solo lleva al individuo a rechazar cualquier clase de hedonismo que podamos alcanzar en esta vida entre otras cuestiones que rechazo airosamente.
Esta novela es universal porque los problemas, aspiraciones, miedos y deseos de los personajes son actuales. Sus "destinos" también lo son, todo es exactamente como sucedería en la realidad. Ver la realidad tal y como es no me produce desazón, prefiero ver las cosas tal y como son y sufrir la decepción toda de una que a cuentagotas.
Para mi el conflicto amoroso le resta muchos puntos a la novela, es que no entiendo por qué London tuvo que plasmar su vida personal aquí. Que me parece muy bien que en 1904 estuviese de buenas con su exmujer. Igualmente a veces parece que entre Hump y Maud hay una relación clásica al nivel de Dante y Beatrice, no es...no es del tipo actual. Esa es mi percepción xD
Deseando leer Colmillo Blanco YA.
Un besito <3
¡Hey, Omaira!
ResponderEliminarAdmito que hace mucho que no me pasaba por estos lares *hola, Blogger... ¿qué ha pasado desde que decidí desaparecer?* y GUAO, esto es volver por todo lo alto.
Ya en Twitter me llamó la atención lo que comentabas sobre Lobo Larsen y, ¡madre mía! después de leer esta deliciosa reseña tuya me han dado unas ganas terribles de correr a la biblioteca de mi padre, acá a escasos metros de mi habitación, a buscar a Jack London.
Marineros, filosofía... *NIETZSCHE <3 EPICURO <3 SON MÚSICA PARA MIS OÍDOS* ¿Qué más se puede pedir?
Ale, te comentaré cuando lo lea y ya por adelantado te doy las GRACIAS.
¡Un besazo!
Ya sabes que cuando me gusta algo mucho soy una pesada UNA PESADA. Pero, bueno, que no es para menos porque este hombre es tan malignamente cuqui que me lo perdona la gente (?).
Eliminar¿Has leído a Epicuro? O_O Wow. Yo estoy introduciéndome a él, pero vamos que Demócrito y Epicuro caen este año, al menos sus contextos y filosofía, es necesario para ver otro nivel en la prosa lovecraftiana (Demócrito no tanto pero Epicuro, Haeckel y Nietzsche sí)
Ya me dirás <3
Un beso muy grande ^^
Hola Omaira:
ResponderEliminarLeer tu reseña, muy bien escrita por cierto, ha hecho que en forma inmediata desee leer este libro. Me parece muy interesante de lo que trata a pesar de no considerarme materialista. Y sería la primera vez que lea algo de Jack London.
Un saludo!
Me alegro de que te haya gustado la forma en la que me he expresado, Claudia ^_^. Creo que esta es una novela perfecta para empezar a educar el intelecto, incluso si tan sólo es un instrumento para descubrir que nos inculcan un pensamiento idealista toda nuestra vida por todos lados, sin posibilidad de elegir. Yo no me considero abiertamente materialista, pero si que confieso en mi pensamiento hay muchas cosas que comparto con el materialismo. Hay muchos tipos y grados de materialismo, y yo soy más tirando al materialismo de Haeckel, que no es tan abusivo con el individuo y la materia tangible como el que Lobo Larsen sigue al pie de la letra.
EliminarUn besico.
jajajaja me ha encantado ese momento "Si McCullers lo llega a saber..."
ResponderEliminarBueno creo que siempre te lo digo, pero nunca está demás repetirlo, ALUCINO MUCHO CON TUS RESEÑAS!!!No sabes lo que es, ponerme a leer, disfrutar y encima aprender y plantearme una visión de la lectura diferente.., eres muy Top Dear!!!!
A mí Jack London me encanta desde que, en mi época teen, leí Colmillo Blanco...Tengo pendientes "Los mejores cuentos del Gran Norte" y "la Llamada de lo Salvaje" así que a la lista se viene este "Lobo de mar".
Me fascina tu manera de hilar temas mientras hablas del libro, en serio, cada día más flipada contigo y encantada de que últimamente escribas tan a menudo! *bailecito feliz*
Un besazo enorme querida!! ^^
Si algún día escribo algo decente, tengo que meter referencia a esta novela por ahí, vaya que si. Y si no crearé un fanfic no encubierto de como estos dos deberían haberse enrollado, son más dulces...en el sentido salvaje y todo eso, jajaja.
EliminarYo creo que cada vez miro más el aspecto filosófico porque me gusta pensar en los libros un mes, coño. Eso me hace disfrutar todo este mundillo mucho más. Por eso Dostoyevski es top, por eso Tolstoi es top y...y muchos rusos y americanos del siglo XIX xDD, you know. Jo, vuestra época teen es envidiable,con 19 años que tengo se puede considerar aún estoy época teen, pero no me siento adolescente sino una especie de vieja-joven cascarrabias, una versión portable de Clint Eastwood en Gran Torino. El inicio de Colmillo Blanco, mi actual lectura, es maravilloso. Tuve que ponerme doble braga y la caja de pañuelos cerca para dejar que el hype compensado no me arrastrara hacia lo sublime #real.
QUIERO LEER TODO DE LONDON MALDITA SEA! Encima es materialista, no sé si lo sería hasta su muerte pero...hay un amigo en ti Jackie
Y eso, que me alegro de que te haya gustado la reseñuki y que me propuse, por lo menos la mitad del año, publicar todas las semanas. Desde que le pegué un lavado de cara al blog estoy más motivada a escribir. Y vosotros, que si no me comentarais tampoco estaría motivada
Un besazo.