Si pensámos en una historia que resuma la segunda mitad del siglo XIX ruso indudablemente nos viene a la mente Anna Karénina. Antes de leer la novela me preguntaba hasta qué punto consideraría certera esta afirmación, y mientras leí Anna Karénina reconozco que mostré bastante escepticismo. Pero varias semanas después de terminar la novela vuelvo a preguntarme por centésima vez si es cierto que Anna Karénina es una novela tan representativa, y mi respuesta es sí, que realmente es la novela rusa decimonónica. No niego que sigo pensando en cómo una novela que a penas supera las mil páginas puede mostrar tantos aspectos de una época y al mismo tiempo contener tanta universalidad. Es cierto que este punto me lo cuestiono más con Crimen y Castigo, pero también con Anna Karénina. No es parte crítica de la novela sino la emocional la que transforma a Anna Kárenina en un clásico, es ésta la que suscita nuestro entusiasmo lector y nos mueve a hacernos preguntas de toda clase. Porque todos hemos amado con la violencia de Anna o la inocencia de la princesa Kitty, y hemos sido arrastrados a un estado febril al perder a la persona amada; todos hemos sentido en algún momento que han jugado con nuestras emociones; todos hemos experimentado la sensación de flotar en vacío al creer avanzar un camino sin retorno, en un sendero en el que parecían aguardarnos tan solo las penas, y la alegría era una mera ilusión. Todos, todos hemos alumbrado la posibilidad quitarnos la vida antes de seguir. Es la cara negativa de vivir.
Empecé
este libro a principios de septiembre del año pasado y lo finalicé a
mitad de agosto de 2017 con la consiguiente relectura de la parte
que leí en 2016. Es una novela que gana con relecturas, pero aún
así no puedo decir que Anna Karénina sea
la mejor novela rusa que podéis leer, porque yo misma lo siento
así. De manera objetiva os diré que es de lo mejorcito que podéis brindarle a vuestras mentes, pero si me pedís una opinión sincera os
diré que no, y ahora veréis la razón.
Bajo
mi punto de vista, la novela contiene dos tramas principales y
diversas subtramas. Por una parte las más importantes: la
infidelidad de la esposa de un alto funcionario petersburgués y el
drama amoroso de un joven terrateniente de ascendencia moscovita con
la hija menor una de las familias aristocráticas más importantes de
Moscú, la princesa Katerina A. Shcherbatsky. Mucho se ha discutido
sobre si ambas tramas son completamente independientes o si dependen
la una de la otra, y en mi opinión la trama de Anna Karénina está
subordinada en gran medida a la de Konstantin Levin, es decir,
que la existencia del personaje de Anna no tendría una verdadera
justificación si Konstantin Levin no existiera, al menos tal y como
planteó Tolstói este complejo tinglado al principio. Porque Anna es un personaje
secundario que tiene una importancia justa hasta que Vronsky, su
futuro amante, abandona el cortejo de la princesa Kitty, personaje
del cual está enamorado Levin, por la conquista de Anna. Así,
para mi la historia de Anna “giraría”
en torno a un núcleo común, Levin, lo que no quiere decir que en
una visión general de la obra la trama que más relevancia contenga
sea la de Konstantin Levin, pero también depende de qué
califiquemos como relevante. Si hablamos de la crítica al sistema
jurídico rural y al sistema educativo del campesinado, entonces
apuntamos dos tantos a Levin. Pero si hablamos de sentimientos y de
lo que es ser una mujer apasionada en una sociedad hipócrita y
frívola, entonces apuntamos a Anna Karénina. Todo depende del
prisma, y Anna Karénina, como clásico universal que es, se puede
ver desde diferentes puntos de vista. En cuanto a las subtramas, para
mi dependen del personaje con el que estén relacionadas. La trama de
la familia Oblonsky, los Shcherbatsky, la de Nikolai Levin y la de
Sérgei Koznishev dependen directamente de Levin, mientras que la de
Alekséi Karenin y la del conde Alekséi Vronsky dependen
completamente de Anna.
Como
podéis suponer es bastante complicado hablar toda esta dramatis
personae. Hay tantos y tan
variados personajes que si intentara comentar aspectos de todos me
quedaría en simples calificativos que podría aplicar a cualquier
personaje de cualquier libro, por eso me quedo en los personajes más relevantes de la novela.
Anna
es el personaje que más sentimientos encontrados suscita a los
lectores, y si os soy sincera he comprendido gran
parte de sus decisiones. No quiero decir que las justifique, digo que
entiendo sus decisiones basándome en sus sentimientos por otros
personajes y en su contexto personal y general (de la época). ¿Quién se atrevería a decir que no habría actuado de la misma
manera en una situación similar? Anna es una
mujer avanzada para su época, y es difícil ser así para una mujer incluso en el siglo XXI. Quedarse sólo con que a partir de su huida del hogar Anna solo se convierte en una mujer emocionalmente dependiente de un
hombre mediocre y estúpido sería quedarnos con una imagen distorsionada de lo que realmente muestra Tolstói de este personaje al lector. Porque, claro, no podemos esperar nada más que aspectos negativos de una
mujer que por puro egoísmo abandona a su marido y a su hijo, ¿verdad? Si ni siquiera el regente de la Moral en la Rusia de los zares pensaba así menos derecho
tenemos el resto a quedarnos en juicios tan obtusos. Anna comienza a
adquirir una educación a través del método autodidacta tras su
huida, se convierte en una mujer culta, inmensamente superior a su
marido y a su amante en todos los campos que tocantes el arte: música,
pintura, literatura, ect. Y a diferencia del caso de Emma Bovary, con Anna podemos decir que su atractivo espiritual supera con creces el físico, porque Anna posee una sensibilidad
impresionante que la lleva a ser idolatrada incluso por aquellos que
saben que porta la marca del adulterio, de la ignominia, como Kostia Levin. ¿Y quién
no se ha sentido alguna vez como Anna antes de quitarse la vida?
Alguien habrá, sí, pero no soy yo esa persona. Anna Karénina no es un personaje
que calificaría de feminista como tal pero promueve la emancipación femenina
en una época en la que esto estaba a un nivel semejante al de afirmar que eras la concubina del Hombre Negro.
Casi
como una antítesis del Anna Karénina está Konstantin Levin, el
joven tímido e inocente que busca el amor de la princesita Kitty. Un
personaje que suele resultar cargante e irritante pero con el que me
he sentido bastante en consonancia. El gran problema de Konstantin Levin es la brusquedad o la violencia con la que expone sus
juicios, su conservadurismo generalizado y su nula predisposición a
“los cambios”, pero yo entiendo por qué se niega a cambiar. El
problema es cuando toda Europa no comprende que la cultura
rusa no es en esencia occidental y traza sus juicios sobre esta como el más
pedante de los occidentales. Tolstói critica a la aristocracia que
ayudaba o pretendía implantar un sistema europeo para gobernar un
pueblo que espiritualmente no lo es. Tanto Tolstói como Dostoyevski sentían
verdadero horror ante la evolución de las sociedades europeas, y no
es para menos. Somos muy dados a juzgar lo de los demás en vez de
mirar para dentro de nuestra casa donde la falta de sensibilidad,
individualismo exacerbado y la falta de empatía nos han convertido
en monstruos sin amor, desconfiados y solitarios. Pese a ser un
ferviente seguidor de las reformas educativas de Jean-Jacques
Rousseau, Tolstói fue muy crítico con el
tema de la educación a través de su alter-ego. Tal vez el hecho de que prefiera a Levin por encima de Karénina es
porque ella representa una sociedad aristocrática europeizada
mientras que Levin representa fielmente el alma rusa ingobernable,
pero también es porque Kostia tiene una personalidad más afín a la
mía y hasta cierto punto es un caballero sincero consigo mismo, y así lo
demuestra hasta el desastroso final, porque a eso vamos.
En Levin está presente el arrobo que experimenta el ser humano redescubrir la religión, sentimiento que también imperó en Tolstói mientras finiquitaba esta novela. Es aquí donde reside aquello que me incapacita ver a Anna Karénina como una obra que podría representarme, porque el tono de moralina de Tolstói con este tema me parece tan autoritario, tan henchido de un orgullo injustificado que descoloca. ¡Como si creer fuera una cuestión de superioridad moral sobre los demás! Al final Tolstói se pone a la altura de aquellos ateos que empleaban el mismo tono de vulgar autoridad, y eso es precisamente lo que desprecio, esa autoridad que un individuo adquiere de la nada para juzgar las inclinaciones religiosas de los demás. Nadie debería creerse con ese derecho.
En Levin está presente el arrobo que experimenta el ser humano redescubrir la religión, sentimiento que también imperó en Tolstói mientras finiquitaba esta novela. Es aquí donde reside aquello que me incapacita ver a Anna Karénina como una obra que podría representarme, porque el tono de moralina de Tolstói con este tema me parece tan autoritario, tan henchido de un orgullo injustificado que descoloca. ¡Como si creer fuera una cuestión de superioridad moral sobre los demás! Al final Tolstói se pone a la altura de aquellos ateos que empleaban el mismo tono de vulgar autoridad, y eso es precisamente lo que desprecio, esa autoridad que un individuo adquiere de la nada para juzgar las inclinaciones religiosas de los demás. Nadie debería creerse con ese derecho.
Tras
estas dos personalidades contrapuestas están otras que soliviantan
aquellos sentimientos violentos que puedas adquirir durante el
transcurso de las páginas, o no; tal vez logran el efecto opuesto. Está
la princesa Kitty Shcherbatsky, que personifica la inocencia en
persona. Me parece un personaje interesante,
con una evolución bastante marcada, en el que pasa de ser una chiquilla sin a penas
decisión a una mujer que en un núcleo familiar convencional
adquiere su rol con suprema sencillez y responsabilidad, como un
reflejo de cuando Dolly, su hermana, también asumió su puesto en la sociedad. Por otro lado está Vronsky, que
es todo lo contrario a las Shcherbatsky, un personaje de mundo que halla cierto disfrute en sus faltas bajo una existencia
acomodada. En él parece como si Tolstói satirizara la figura del
príncipe o el zar de los cuentos infantiles y mostrara el interior
de éstos, describiéndolos comos seres frívolos, insensibles y vanidosos. Punto para
Lev Tolstói! También en gran medida el cabeza de familia de los Oblosky es así. Además
Stepán es de estos tipos que ni se planean las consecuencias de lo
que están llevando a cabo, lo que despierta mi más profunda aversión e irritación. Y, por último, volviendo a un ejemplo correcto de buena
voluntad y moralidad, tenemos a Aleksei Karenin, que es mi
personaje favorito de la novela. ¿Por qué? Porque poca gente repara
en él de verdad, porque Karenin no es solo el marido pusilánime y estúpido, es
una victima de una sociedad de las apariencias. No solo Anna es
víctima de ésto cuando decide cometer el adulterio, ella ya se casa
con un hombre que es incapaz de querer y respetar al ser humano
completamente porque lo han convertido en un monstruo sin amor.
Internamente Karenin es todo lo que la sociedad desprecia. Un
mecanismo de engranajes carcomidos por el óxido, contradictorio y
cobarde. Me fascina este personaje porque a pesar de estar tan roto
por dentro y ser tan débil psicológicamente intenta llevar una existencia lo más
sencilla y feliz que puede amando su trabajo y su familia. Cuando
puede amar lo intenta demostrar con cierta clase de afectos dirigidos su hijo, y más tarde al fruto de una unión fuera de su
matrimonio con Anna que ni siquiera es hija suya. Increíble
personaje que ojalá hubiese tenido un poquito más de importancia al
final.
Pasando a aspectos más académicos, muchos
afirman que esta novela es naturalista, pero no me lo parece ni
remotamente. Tolstói se aleja mucho de las características propias
del naturalismo, pese a que otros coetáneos puedan entrar en
esta categoría desde luego yo niego que Anna Karénina
sea una novela naturalista. Sé que a muchos les interesará saber el
ritmo de la historia o la forma de escribir de Tolstói , y ya os digo
que tiene un ritmo muy regular y es fácil de entrar a Tolstói a
través de Anna Karénina.
Concluyendo,
Anna Karénina me parece una
buena novela, y no sabéis lo complicado que me resulta aceptar esa pésima conclusión para una novela de diez. ¿Es una novela que recomiendo para iniciarse con la
literatura rusa? Estoy segura de que nadie
se va a perder leyéndola. Tiene tono sencillo, buen ritmo y la
brevedad de los capítulos hace que la historia sea mucho más amena
para aquellos que les cuesta bastante entrar en un libro. ¡Qué no os tire para atrás el número de páginas! Por mi
parte ha sido una lectura muy instructiva, interesante y con la que
he aprendido muchísimo tanto de mis propios sentimientos como de la
cultura Rusa y su historia. Leedla (y releedla) en algún momento de
vuestra existencia.
Nos vemos 💜.
Nos vemos 💜.
Holi!
ResponderEliminarCuando lees a alguien tan emocionando con un aspecto de un libro, o con un autor o incluso con un personaje, da gusto seguir leyendo, aunque no sepas muy bien de lo que está hablando.
No he leído Anna Karenina (Ya sabes que los rusis me dan miedete, aunque éste parece ser el que menos miedo de), pero sólo con algunas partes de tu reseña ya dan ganas. No sólo de esta obra, si no de leer algo más de Tosltoi donde se deje llevar más por esa defensa de la Rusia tradicional no occidental. Me ha encantado esa parte de la que hablas, Anna y Levin como dos maneras de entender lo que se estaba fraguando en su momento.
De lo poco que estudié en la carrera sobre Rusia siempre me fascinó esa diferencia tan abismal en lo que a la aristocracia y el pueblo llano se trataba. Unos, tan afrancesados, tan de peluca empolvada, y los otros tan de iconos a la luz de las velas. De alguna manera, los años pasaron y parte de la aristocracia y la realeza se quedó en los años de Catalina y las grandes cortes, y el choque con la realidad, con su pueblo...Bueno, ya sabemos cómo acabó.
Por eso me llama tantísimo la atención lo que pueden representar los dos personajes. Si leyera la novela, lo haría aunque sólo fuera por ver eso de primera mano. No me interesan, a priori, la corte y los tejemanejes que se podrían cocer. Si no como, incluso entre la aristocracia, podría haber cierta "resistencia" a lo foráneo, a lo occidental, y cómo pretende plasmar eso Tolstoi.
Hace un tiempo leí un librito del autor ("La felicidad conyugal", creo que se llamaba. De Acantilado). Es lo único que leí suyo, y sinceramente, me dio ganas de más. En parte por algunas portadas de sus libros en la misma editorial, me imagino a Tolstoi con su barba y su piel curtida por el sol, su actitud de "tengo el culo pelado de andar por la jaula" y el amor por su patria. Con ese librito aprendí un montón de cosas que no tenía ni idea de la sociedad rusa y sus costumbres. Sinceramente, me gusta ver cómo aún en una novela tan diferente (longitud, tema, tratamiento) sigue encajando con esa idea que me he hecho por mi cuenta.
Es una maravilla leerte, cielo. ya lo sabes. Ojalá yo supiera y me inspirara así para hacer las reseñas. Mientras tanto, vendré por aquí a darte besos y achuchones. Traer un poco de bizcocho, unos carajitos. Ya tu sabes. Placeres de la vida.
Besotones! :*
Si eres la puta ama se dice y ya esta. Me alucina como pones tu alma en estas reseñas, como te abres al mundo y lo que sientes con cada lectura de esta forma. Deseando leer si escribes algo sobre Narnia, mi saga infantil favorita, ya que me emocionan tus stories cada día al ver como vas con ello :)
ResponderEliminarVale, querida estoy flipándolo mucho contigo,Anna Karenina y tu reseña. Como dice Mangrii, "si eres la puta ama, se dice y ya está", pues eso te hago la ola, saco pompones y el vodka porque esto es un señor análisis!!
ResponderEliminarNo he leído a Karenina, de hecho es un personaje al que tengo tirria sin conocerlo. Así como tengo unas profundas ganas de leer Guerra y Paz, este libro en concreto es de los que siempre dejo pasar, y todo el mundo, debo decir, no para de recomendarme.
Salvo un par de pinceladas que conocía de la historia, no tenía ni la más remota idea que tuviera tal profundida, y eso que ya doy por hecho que leer a Tolstói, al igual que a nuestro querido Dosto, es entrar en literatura de otro nivel (vivan los rusos!!).
Has conseguido lo que nadie antes, que quiera leer Anna Karenina aunque solo sea para debatir contigo todos esos primas que tiene la lectura.
Querida, lo has vuelto hacer, a tus pies!
¡Un besazo!^^
Bueno, nada, ya me has dado todas las ganas de leer Ana Karenina que no tenía todavía hace cinco minutos.
ResponderEliminarEn especial es que la literatura rusa siempre me ha llamado la atención y en México los rusos siempre han sido importantes y han tenido mucha relevancia. Aquí la revolución rusa tuvo todo un eco entre los revolucionarios desde los 40 hasta los 60 y... (ya sé que esto parece no tener que ver con el tema, pero ajá) bueno, además de Lenin y de Trotsky (que eligió a México como el lugar de su exilio) también acabamos inundados de libros rusos hasta decir basta. Y de su influencia.
La verdad me ha interesado muchísimo todo lo que has escrito sobre este, en especial porque dices que es verdaderamente representativo de la cultura rusa. Y eso me llama, eh, me llama.
Nea.
¡¿Quién está aquí?! EXACTOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO. *_______________* Yo. ¡Qué ganas tenía de leer esta reseña! Creo que no aportaré gran cosa; solo te citaré porque... ah. ¡Cómo no hacerlo! --> Todos, todos hemos alumbrado la posibilidad quitarnos la vida antes de seguir. Es la cara negativa de vivir. <-- Ejem.
ResponderEliminarQué arte tienes para escribir reseñas. En tu lugar guardaría todas las reseñas, las imprimiría y las encuadernaría. *_* ¿Las imaginas todas juntas? ¡Me muero de amor!
No recordaba del todo el libro; creo que si lo volviera a leer, lo vería/comprendería de otra manera, una totalmente distinta. Oh, ¡tu personaje favorito! Tienes razón, no creo que los lectores se fijen en él, yo tampoco lo hice en ese momento... ¡Me encanta cómo lo has mostrado! *_* Por mi parte, me gusta más el estilo de Dostoyevski, pero Tolstói cuenta unas historias maravillosas. También recomendaría a Anna Karenina si quisieran descubrir la literatura rusa. Yo misma lo hice a través de este libro. >3< Siempre recordaré a mi amiga fangirleando sobre los rusos... hace tantos años, pero entonces yo no había descubierto aún la literatura y todo lo que me contaba no despertaba en mí lo que ahora despierta. "¿Puedo contarte el final de Anna?", y lo hizo. :3
¡Muy buena reseña! ¡Como siempre! :*****
Tu blog me permite imaginarte como escritora.
Un besito.